El censo de patrimonios
El Impuesto sobre el Patrimonio se creó con un carácter exclusivamente censal, que sirviese de alerta sobre la concentración de la riqueza del país, con el fin de poder aplicar una tributación sobre sus rendimientos. Pero se ha convertido en un instrumento que no grava el crecimiento de la renta, sino la renta misma, con una justificación ideológica cada vez menos sostenible. Aunque hoy en España se aplica con un mínimo exento elevado, existen dificultades crecientes para su defensa, al igual que ocurría con el de Sucesiones, que ha desaparecido en muchas regiones y que resiste, como una antigualla tributaria, en otras.
Hacienda prepara una reforma del este impuesto en la que, con buen criterio, quiere recuperar el carácter censal. Existen varias adaptaciones técnicas que le devolverían naturaleza, como la corrección de los incrementos acumulados por la inflación en su tarifa, o establecer un tipo único testimonial a toda la escala.