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Bolsa

El pesimismo del analista Edwards irrita a los inversores

Un analista de Dresdner, tildado de 'peligroso' y 'esclerótico' por sus pronósticos bajistas

Los informes de Albert Edwards, un analista de Dresdner de 46 años, pueden ser acertados o no, pero no dejan indiferentes a nadie. Su pesimismo, casi antropológico, irrita a los inversores. El informe que publicó el pasado dos de marzo -en mitad del desplome bursátil que él lleva esperando desde 1996- levantó las iras de los inversores. Edwards recomendó vender y vaticinó que los parqués mundiales caerían más de un 10%.

Los inversores tildaron el análisis de Edwards de 'panfleto sin sentido' y de 'extremadamente estúpido'. La reacciones en su contra son quizás lo que ha convertido a Edwards en uno de los analistas más conocidos del mundo. Sus detractores lo han descrito como un charlatán 'peligroso', 'pretencioso' y 'esclerótico'.

El último adjetivo, el de esclerótico, es quizás el más objetivo. Edwards lleva desde 1996 manteniendo predicciones a la baja. Ese año escribió que el mundo entraba en un periodo de baja inflación y que las acciones entraría en una 'edad de hielo' que las haría retroceder hasta los niveles de los años 50 y 60. A la vista está que el mercado ha ido en otra dirección.

El Financial Times, con la debacle bursátil de fondo, escribió, no sin sorna: '¿Podría ser que realmente haya llegado? ¿Es este el momento que Albert Edwards lleva esperando desde 1996? El analista no se amilana y en el informe de la semana pasado escribió orgulloso: 'la larga y esperada corrección está encima de nosotros'.

A pesar de que se le ha ridiculizado por su tesis de la edad de hielo, ha cosechado notorios éxitos. En 1996 irritó a los gobiernos del sudeste asiático cuando auguró una depreciación de la moneda justo un año antes de que esto ocurriera. 'Es muy difícil ser negativo en la Bolsa. Recibes mucha hostilidad porque buena parte del negocio se basa en que los mercados suban', explica Edwards.

Desde 1997 recomienda invertir en el mercado español, ya que su economía puede ser una 'potencial burbuja' pero duda de que se pinche. De momento acierta, pues el Ibex, desde 1997, ha subido más del 100%.

Entre sus fracasos más sonados sobresale el de febrero de 2005, cuando recomendó comprar fervientemente bonos estadounidenses. En las siguientes cuatro semanas, se depreciaron más de un 10%. Pero fallar forma parte del trabajo de Edwards, no en vano escribió: 'Tras 18 años de incontrovertible evidencia de la falibilidad humana a la hora de mover acciones, la humildad y la habilidad para postrarme ante mis clientes y rogarles el perdón, se ha convertido en parte esencial de este trabajo.

Aparte de su osadía a la hora de escribir, Edwards se ha hecho conocido por hablar de su vida privada. En noviembre de 1999, contó a sus clientes que había fracasado como padre al pillar a su hijo, que entonces tenía diez años, revisando los precios del Nasdaq en Internet.

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