Son lentejas
Era en aquel Madrid de aquellos tiempos. Estaba todavía en auge el Club Siglo XXI y entre los foros colaterales era muy notable el de las lentejas de Mona Jiménez, una ciudadana peruana que invitaba en su casa a relevantes figuras de distintos partidos, sindicatos, organizaciones empresariales, obispos y otros profesionales. Oficiaba de mantenedor aquel Emilio Romero siempre a flote. Luego por ósmosis las discusiones allí sostenidas iban rezumando por los confidenciales y las columnas de opinión.
Ahora hemos retrocedido tanto que han vuelto las lentejas en casa de Rafael Ordovás, consejero delegado de Eurocofin. Allí habló Aleix Vidal-Quadras, destacado miembro del PP de Cataluña y vicepresidente del Parlamento Europeo. Bien oiréis lo que decía subrayando que el camino de la crispación era una senda sin salida. Fue entonces cuando se arrancó Pilar del Castillo, la ex ministra de Educación de Aznar y eurodiputada, para señalar la necesidad de un nuevo liderazgo que debía encomendarse a Esperanza Aguirre.
Para mañana sábado tenemos convocatoria del Partido Popular a propósito de la prisión atenuada concedida por el Gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero al asesino etarra Iñaki de Juana Chaos. Cunde la confusión porque mientras todo son consignas en el PP de más madera para alimentar la caldera de la crispación, su actual presidente, Mariano Rajoy, no tiene empacho alguno en reconocer que ese fenómeno sólo beneficia a la izquierda. Pero, cuando se pregunta a los amigos peperos por qué se alienta ese desastre organizando la nueva manifestación, responden diciendo que de otra manera hubiera sido la Asociación de Víctimas del Terrorismo quien hubiera tomado la iniciativa y que así se trata de evitar una actitud de mero seguidismo del nunca bien ponderado Alcaraz. O sea, que para que no crispen ellos, mejor crispemos nosotros.
En el PP todo son proclamas de giro al centro simultáneas a la adopción de actitudes cada vez más extremadas
Los candidatos del PP a las alcaldías y a las presidencias de las comunidades autónomas que se elegirán en los comicios del 27 de mayo reiteran su deseo de ser evaluados por la gestión realizada y por los programas presentados. Fuera del estruendo de la crispación ambiente. Consideran que ése sería para ellos el escenario más favorable. Mientras que si se implantara la idea de que se trata de unas primarias y de que lo que está en juego es la propia posición de Zapatero como presidente del Gobierno se acabaría incitando al voto de izquierda que se encuentra durmiente o desencantado con el PSOE, con los efectos contraproducentes ya experimentados cuando las generales del 14 de marzo de 2004. Temen que se produzca el fenómeno descrito por el cronista medieval: en aquella polvareda, perdimos a don Beltrán. Se diría que en Génova se han olvidado de transponer a la situación española actual aquel consejo de Napoleón: dejad que China duerma, el día que despierte el mundo lo sentirá.
Mientras, en la sobremesa de una cena convocada por el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Fernando González Urbaneja, en torno a los dirigentes del Comité de Protección de los Periodistas que nos visitaban esos días, todo eran comentarios aciagos. Se echa en falta en Moncloa ese ejercicio elemental de la división del trabajo. A veces Zapatero sube a la red para devolver pelotas que pertenecen a otra jurisdicción, mientras que en otras ocasiones de carácter irrenunciable opta por encomendarlas a subalternos. En cuanto al PP y sus acompañantes o predecesores mediáticos, el juego que desarrollan resulta incomprensible como si fuera el resultado de impulsos suicidas. Todo son proclamas de giro al centro simultáneas a la adopción de actitudes cada vez más extremadas. Da la sensación de que sólo puntúan los extremismos y gentes tan moderadas y bien educadas como el portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, Pío García Escudero, acaban en el tremendismo calvosotelista. Parecen aferrados al proverbio de son lentejas, si quieres las comes y si no, las dejas ¿Por qué?
Miguel Ángel Aguilar. Periodista