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Tribuna
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¿Final de un Régimen?

Durante estas semanas está avanzando la fase final de las elecciones presidenciales en Francia que tendrán lugar el próximo 22 de abril, y culminarán con la segunda y última vuelta el 6 de mayo. Los candidatos de los dos partidos mayoritarios, la socialista Ségolène Royal (Ségo) y el conservador de la UMP Nicolas Sarkozy (Sarko), ya han presentado sus programas electorales y están recorriendo el país en busca de votos. Tras 25 años bajo la batuta de únicamente dos presidentes, François Mitterrand y Jacques Chirac, se abrirá una nueva etapa en el país.

Sarko fue el primero en presentar su programa electoral, el pasado mes cuando ganó con un 98% de los votos las primarias de su partido, en las que era el único candidato. Bajo el lema de su campaña Juntos, todo es posible, durante su presentación como candidato oficial se comprometió a construir una 'república real' (en contraposición a la 'república virtual' de su opositora) en la que se creen trabajos, construyan viviendas, se den oportunidades a todos y se respete la ley.

Su programa electoral es una mezcla de reformas ambiciosas y promesas populistas. Por un lado se ha comprometido a reformar los regímenes de pensiones de las compañías estatales y homologarlos con los de el resto del país; limitar la carga impositiva de los individuos a un 50% de su renta; y hacer deducibles los pagos por hipotecas. Por el otro, se compromete a reducir el número de empleados públicos pero también a mejorar sus condiciones salariales; crear un nuevo contrato laboral que dé mayor protección a los trabajadores que más tiempo estén en un puesto de trabajo, y obligar a los empleados de transporte público a mantener unos servicios mínimos en casos de huelgas. En relación a Europa se opone a una Constitución europea y ha propuesto la negociación de un minitratado que sería ratificado por el Parlamento.

Por su parte la candidata socialista Ségolène Royal, que gano las primarias del Partido Socialista (PS) el pasado mes de noviembre, ha planteado una campaña atípica, tratando de conectar con las bases y consultando con la sociedad civil para desarrollar su programa electoral. Su propuesta de 100 medidas para hacer de Francia un país 'más fuerte y seguro' se centra en asuntos sociales, medioambientales y económicos. Su programa, muy arraigado en la tradición socialista, hace una defensa de lo público y tiene una importante contenido social. Se ha comprometido a un aumento inmediato y con efecto retroactivo de las pensiones más bajas, a consolidar la jornada de 35 horas semanales, y a crear unos nuevos 'jurados populares' encargados de fiscalizar el trabajo de los diputados de la Asamblea Nacional francesa.

También ha incluido propuestas innovadoras, como la de forzar el encuadramiento militar de los jóvenes delincuentes como forma de aumentar la seguridad, y quiere ofrecer a los padres mayor libertad para escoger los colegios de sus hijos. En el terreno social se ha comprometido a construir 120.000 viviendas sociales y conceder préstamos sin interés de 10.000 euros a los jóvenes, así como la gratuidad de la sanidad para los menores de 16 años. Por último ha defendido la descentralización del Estado. El perfil netamente de izquierdas de este programa reside en la necesidad de motivar a los votantes de izquierdas durante la primera ronda de las elecciones, para evitar lo que sucedió en las anteriores presidenciales, cuando la abstención y la fragmentación del voto de izquierda impidieron a Lionel Jospin pasar a la segunda vuelta.

Sin embargo, la esperanza del PS de que la presentación del programa electoral ayudara a Ségo a repuntar en los sondeos no se ha cumplido. Las últimas encuestas divulgadas la pasada semana dan a Sarkozy ganador en la segunda vuelta, con el 55% de los votos, frente a un 45% para Royal. Además, la respuesta de los empresarios ha sido muy negativa, por la preocupación por su coste, y han amenazado con una posible fuga de capitales si gana las elecciones.

Curiosamente, ambos candidatos están tratando de distanciarse de un régimen con el cual están profundamente ligados por sus trayectorias políticas, y se están presentando como candidatos antisistema al querer representar a los millones de franceses que dicen sentirse alienados por el funcionamiento de la Quinta República. Al mismo tiempo están echando balones fuera a la hora de buscar responsables de los problemas del país, lanzando acusaciones en contra de la Unión Europea y del BCE.

Esta estrategia, sin embargo, tiene el riesgo de polarizar aún más a la sociedad francesa y provocar nuevas tensiones en el seno de la UE. Una vez más falta visión y coraje. Se esta desaprovechando la oportunidad de hacer un análisis franco de las raíces de los problemas (que son fundamentalmente de índole doméstica) y de presentar propuestas realistas e innovadoras que permitan confrontar los retos del país en nuevo milenio.

Sebastián Royo. Decano de la Universidad de Suffolk en Boston, director de su campus en Madrid, y codirector del seminario de Estudios Ibéricos del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard.

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