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Tribuna
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La publicidad de los protocolos familiares

Las empresas familiares, que son la base del tejido productivo español y europeo, tienen sus propias características, ventajas y problemas. Entre estos últimos, los más frecuentes suelen aparecer durante los procesos de transición generacional, en la gestión de las relaciones familia-empresa o al llevar a cabo los cambios que exige el paso de un modelo tradicional a otro más profesionalizado. Existe un amplio consenso entre expertos y emprendedores en considerar que la elaboración de los denominados protocolos familiares constituye un instrumento adecuado para solucionar o atenuar estos inconvenientes.

El protocolo familiar es un acuerdo que delimita el marco de desarrollo y las reglas de actuación y relaciones entre la empresa familiar y su propiedad, sin que ello suponga interferir en la gestión de la empresa y su comunicación con terceros. Debe entenderse como el resultado de un proceso en el que participan tanto la familia como la propiedad y los gestores de la empresa, y que tiene componentes jurídicos, económicos y empresariales, fruto de los cuales se obtiene un documento a medida para una determinada empresa y familia.

El Instituto de la Empresa Familiar coincide con los planteamientos y conclusiones obtenidas en la ponencia constituida el año 2001 en el Senado para estudiar la problemática de la empresa familiar. Concretamente, el objetivo de esta iniciativa fue proporcionar los medios suficientes para que estas empresas puedan desarrollarse y alcanzar el ámbito internacional; superar los problemas derivados de cambios generacionales; procurar los medios necesarios para su desarrollo tecnológico, y evitar la deslocalización de su sede social.

En este mismo sentido, el Instituto ha llegado a recomendar a las empresas familiares el proceso que conlleva a la confección de un protocolo familiar. Se considera que es el instrumento más adecuado para, entre otras finalidades, delimitar el acceso de los miembros de la familia a la empresa; definir los puestos de responsabilidad, tanto en la gestión como en el gobierno de las mismas; delimitar las políticas de dividendos y de financiación en relación con los miembros de la familia; posibilitar la creación de fondos internos de autofinanciación para situaciones puntuales; regular la transmisión de las acciones; definir a los interlocutores a nivel del grupo familiar con los gestores de la empresa; determinar la información a suministrar a los grupos familiares; crear la asamblea y el consejo familiar y, en general, prever la sucesión de los fundadores de dichas empresas, creando un marco que, garantizando la continuidad, incentive el interés de la familia o familias por las empresas y el interés general en ellas.

En dicho contexto, la aprobación por el Consejo de Ministros del pasado 9 de febrero del real decreto que regula la publicidad de los protocolos familiares nos merece una valoración enormemente positiva por diversos motivos. En primer lugar, este decreto supone un respaldo jurídico al protocolo familiar y reconoce su utilidad para garantizar la continuidad de la empresa familiar. Además se respeta totalmente el entorno familiar al apostar por la voluntariedad para que las empresas puedan publicitar en el Registro los acuerdos de los socios. Simultáneamente se ofrece una gran flexibilidad de inscripción al contemplar tres vías de acceso al Registro que establecen un amplio marco de posibilidades, desde la mera mención de la existencia del protocolo hasta la inscripción de la escritura pública de ejecución del mismo, adaptándose, en consecuencia, a las necesidades de cada familia.

Por último, pero no por ello menos importante, por primera vez se reconoce, en un documento jurídico, la importancia del consejo de familia como instrumento esencial para garantizar una coordinación plena entre los órganos de gobierno de la empresa y la propiedad familiar y para solucionar de forma positiva los conflictos que puedan presentarse entre la empresa y la familia propietaria.

En definitiva, el mencionado real decreto supone un importante paso hacia delante en la normativa empresarial, de gran ayuda para la consolidación de los protocolos familiares y los consejos de familia como instrumentos para ordenar y garantizar el mejor funcionamiento del binomio entre empresa y familia.

Juan Corona. Director académico del Instituto de la Empresa Familiar y catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Abat Oliba-CEU

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