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Fecundidad en Europa

Las ayudas fiscales y sociales sitúan a Francia al frente de la natalidad en la Unión Europea

Francia registró en 2006 el récord de natalidad de los últimos 30 años. La estabilidad del número de nacimientos y un sistema social favorable elevan la tasa a dos hijos por mujer.

La natalidad en Francia está en forma. El país galo, tradicional competidor con Irlanda por el primer puesto de fecundidad en Europa, podría consolidar la primera posición en 2006 (no se conocen los datos definitivos), pódium que ya alcanzó en 2005, según Eurostat. El pasado año el país galo y sus territorios de ultramar registraron 830.900 nacimientos, un alza del 2,9% sobre 2005 y el mayor nivel desde 1981.

Unos datos que confirman 'la excepción francesa, si bien la tendencia de la Unión Europea está en alza', según el Instituto Nacional de Estadística francés (Insee), autor del balance demográfico anual. Si la fecundidad media en la UE se mantiene en torno a 1,52 hijos por mujer, Francia alcanzó los 2 hijos, el nivel más alto en los últimos treinta años. Detrás le siguen Dinamarca, Finlandia, Reino Unido, Suecia y los países del Benelux, con una media de 1,7 hijos. Alemania, Italia o España (1,34) no superan 1,4 hijos por mujer, mientras los países del Este se enfrentan a una crisis de natalidad, con un índice a menudo inferior a 1,3 hijos.

Esta tendencia al alza de la natalidad francesa se conjuga con un sistema social que fomenta mediante toda una batería de ayudas la carrera por mantener el miniboom que vivió el país galo en 2000. A las medidas tradicionales de acompañamiento a la maternidad -ayudas financieras mensuales que aumentan al mismo ritmo que el número de hijos-, se suman incentivos fiscales. Así, la base imponible de una familia cuenta los hijos como miembros entre los que habrá que dividir el salario, de forma que el impuesto en una familia de cuatro miembros se dividirá entre tres.

A ello se suman ayudas estatales en caso de que los padres no trabajen, así como un sólido sistema de guarderías públicas. También interviene un factor cultural. 'Las mujeres francesas no tienen ningún problema con el hecho de no ocuparse ellas mismas de sus hijos y llevarlos a la guardería, a diferencia de Alemania, donde está muy mal percibido. De forma que muchas mujeres renuncian a su trabajo, y en muchos casos, a tener hijos', explica Guy Desplanques, jefe del departamento de demografía del Instituto Nacional de Estadística francés.

'La población menor de 25 años ya no quiere seguir esperando para tener hijos, y esto ha compensado el retraso progresivo en anteriores generaciones', explica France Prioux, directora de investigación en el Instituto de Estudios Demográficos.

Contribución de las inmigrantes

En cuanto a la aportación de la inmigración a la natalidad gala, el estudio demuestra que, si bien la población inmigrante aumentó ligeramente en 2006 (93.600 personas) respecto al año anterior, los movimientos migratorios sólo contribuyen en un 25% al crecimiento demográfico, frente al 80% para el conjunto de la Unión Europea (de 25 miembros).La inmigración actual, cada vez más femenina y originaria sobre todo del Magreb y África subsahariana francófona, alcanzó 4,5 millones de personas en 2004, según los últimos datos disponibles.'Se trata de un debate más bien ideológico, ya que la media de natalidad de las mujeres francesas se elevó a 1,8 hijos por mujer en 2004, frente a 1,9 hijos para las mujeres extranjeras', según Desplanques.En sólo dos décadas, la edad media de maternidad ha pasado de 27,7 años a 29,8 años en 2006. Una evolución que ha favorecido el pico de natalidad, también debida a 'la mejora progresiva de la situación laboral de los jóvenes', según Prioux.

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