El misterio de los bonos basura
El ciclo actual es particular en la medida en que las subidas de tipos, lejos de elevar la aversión al riesgo de parte del mercado, están acentuando la propensión a comprar activos arriesgadas. Cuando Alan Greenspan inició la senda alcista en el precio del dinero, no pocos expertos comentaron que la peor parte se la llevarían, probablemente, los mercados emergentes o la deuda de alto rendimiento. En buena lógica, si los activos más seguros se hacen más apetecibles, el dinero tenderá a exigir más rendimiento a los valores de mayor riesgo.
No ha sido así. En el mercado denominado en euros, la deuda de alto rendimiento ha batido a la deuda de referencia por una diferencia media de 1.050 puntos básicos el año pasado. 'Yo lo definiría como un ciclo económico bastante inusual', comenta Jeremy Cave, jefe de renta fija europea de Schroders.
Esto es consecuencia, en cualquier caso de que la deuda del Estado se ha mantenido relativamente plana a lo largo del ejercicio 2006. El bund alemán apenas subió entre febrero y diciembre, una estabilidad similar a la mostrada por la deuda de referencia estadounidense. Movimientos que no reconocieron las subidas del precio del dinero en la parte corta de la curva.
El papel de las compras de activos por parte de China es fundamental. El efecto sobre el precio de la deuda estadounidense es poco menos que un lugar común en el mercado financiero. China ha alcanzado el billón de dólares de reservas y, aunque la gran mayoría sigue denominado en esta divisa, la participación del euro es creciente. Y esta diversificación de carteras se efectúa, lógicamente, a través de la compra de bonos. De forma paralela, las expectativas de inflación se mantienen más controladas que en otros ciclos expansivos, lo que también incide en los tipos a largo.
Así, mientras se mantenga el clima de confianza en la economía mundial, la deuda de alto rendimiento recibirá el dinero que busque rentabilidades adicionales. Y precisamente el hecho de que el crédito no se contraiga más de lo necesario -por el propio movimiento del tipo director- en la expansión económica supone, de hecho, un estímulo para prolongar esta propia expansión. Siempre y cuando que los precios no se desboquen.