Más colaboración público-privada
La buena sintonía y cooperación estrecha entre el sector público y el privado es una señal de buen funcionamiento de un país moderno y desarrollado. En el campo de las inversiones, esta colaboración además será óptima si no se descuidan los aspectos sociales. Estos principios se hacen más reseñables cuando se trata de inversiones en infraestructuras, en las que al mercado y la eficacia han de sumarse otros aspectos, precisamente de índole social. Si al mismo tiempo de esta alianza entre lo público y lo privado, se consigue más inversión con menos fondos públicos, el objetivo logrado es doble.
Por eso se debe acoger con interés la iniciativa del Ministerio de Fomento de convocar un concurso para abrir diversas fórmulas sobre cómo hacer infraestructuras, a través de la nueva Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terrestre (Seitt), en las que también participe el capital privado. El plan es promover una especie de Libro Blanco de obras con financiación público-privada. Se trata de estudiar nuevas fórmulas para proyectos de carreteras y ferrocarril. Sólo de los primeros, la Seitt tiene en cartera 36 por todo el país.
España cuenta con amplia experiencia en concesiones -tras Reino Unido, es el país más activo en este capítulo, en el que las empresas españolas están en cabeza a nivel internacional-, pero son pocos los avances hacia proyectos con mayor peso de financiación privada. Por eso se trata de explorar métodos que no carguen la deuda pública. Un campo difícil, como demostró el proyecto Calle 30 (macroobras de la M-30), del Ayuntamiento de Madrid, que no superó el examen de Bruselas a pesar del peso en él del sector privado.
El sector de la construcción, que ya presentó a Fomento un plan para aumentar la financiación privada en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT), ve, como es lógico, un seguro de actividad en estos proyectos, y está dispuesto a colaborar con unas Administraciones obligadas con la reducción del déficit. La Seitt puede proporcionar una interesante punta de lanza en este campo, que exigirá los más altos niveles de transparencia, equidad y neutralidad.