España es de los países de la UE con menos penetración de banca extranjera
Cuando se adoptó el euro, en 1998, uno de los objetivos era potenciar la consolidación del sector bancario europeo. Ocho años después, un estudio de las cajas pone de relieve la escasez de operaciones transnacionales. España, Suecia y Alemania son los países con menor presencia de bancos extranjeros.
La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ha llamado la atención sobre un tema de plena actualidad: la llegada de la moneda única en los mercados financieros de la Unión Europea no ha promovido las fusiones y adquisiciones entre bancos europeos. O al menos, no lo ha hecho tan rápido como se esperaba.
Un estudio publicado por Funcas en su revista Papeles de Economía Española, pone de relieve 'la lentitud' con la que se están produciendo las operaciones corporativas transfronterizas entre los países comunitarios.
Uno de los baremos que utilizan los autores del trabajo es la proporción de activos del sistema bancario que está en manos de instituciones extranjeras. En esta clasificación, las peores posiciones son para Alemania (5,6%), Suecia (5,9%), Italia (9,5%) y España (9,8%).
Los casos de Alemania y España tienen en común la fuerte presencia de las cajas de ahorros. En el sistema bancario español, éstas controlan el 41,4% de la cuota de mercado en activos (en 2004, cuando se tomaron los datos del estudio), mientras que en Alemania las sparkase tienen el 37% del total.
La fuerte presencia de entidades financieras privadas sin ánimo de lucro, cuya potencial compra es muy compleja si no imposible, ha sido alegada en reiteradas ocasiones por los bancos europeos ante Bruselas, como un factor que reduce la competencia.
Precisamente, el próximo 31 de enero la comisaria de interior, Neelie Kroes, emitirá un informe en el que se espera que sea especialmente crítico con la estructura de propiedad de las cajas de ahorros.
La escasez de fusiones internacionales entre empresas financieras europeas también se aprecia cuando se analiza lo que ocurre en otros sectores. Entre 1999 y 2004, las operaciones transfronterizas representaron tan sólo el 20% del total de fusiones en la industria bancaria. Mientras tanto, entre empresas no financieras, el 45% del volumen total de movimientos se produjo entre compañías de diferente nacionalidad.
Otra de las conclusiones a las que llega el estudio (realizado por Ignacio Hernando, del Banco de España y José Manuel Campa, del IESE) es que las fusiones no generan valor para los accionistas de las dos entidades implicadas. En la mayoría de los 172 casos cotejados, acaba produciéndose 'una transferencia de valor' del banco comprador al comprado, con lo que los accionistas del segundo ganan y los del primero pierden.
La publicación de Funcas también aborda la cuestión de las perspectivas de la banca a través de internet. Según uno de los artículos, el número de usuarios de servicios financieros a través de la red se triplicará en España en los próximos cuatro años, desde el 10% actual al 35% en 2010.
Aun así, España seguirá por debajo de la media de los países industrializados (que supera el 40%) y quedará muy lejos de países como Suecia, Finlandia o Noruega, donde más de 60% de los clientes de banca utilizará este canal. De acuerdo a estas previsiones, estarán por encima de España en esta clasificación -además de esos tres países nórdicos-, Dinamarca, Holanda, Alemania, Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Australia.
Concentración en los nuevos socios
Una de las realidades que pone de relieve el informe publicado por Funcas es el alto grado de concentración en el sector financiero de los nuevos socios comunitarios. Esto supondrá que los bancos de Europa occidental tendrán menos oportunidades de participar en procesos de consolidación, como ha ocurrido en otras regiones.El estudio utiliza para medir el grado de concentración el porcentaje del mercado que controlan las cinco mayores entidades. La media entre la Europa de los 15, era del 53% en 2004. Sin embargo, esta proporción alcanza el 69% entre los diez nuevos Estados miembro. En el caso de las ex repúblicas soviéticas el porcentaje es mucho mayor, y llega al 99% en el caso de Estonia. La principal explicación para este fenómeno es el pequeño tamaño de estas economías.