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Pérdidas

Un solo caldo francés ante la globalización

Francia es una histórica potencia vinícola que no ha sabido anticipar, según los expertos, la llegada de los caldos del 'nuevo mundo'. Desde hace algunos años, Australia, Chile, Argentina y el estado de California multiplican sus hectáreas de viñedos, donde se producen caldos con un gusto uniforme aunque comercialmente muy eficaces. En Reino Unido, donde cada vez se consume más vino, los caldos australianos representaron el 21% del mercado en volumen, frente al 17,3% de los vinos franceses en 2005.

El enemigo también está en casa. Aunque Francia sigue siendo el primer consumidor de vino del mundo, alterna liderazgo de producción con Italia, llegando España en tercera posición. Y un estudio reciente reconoce al país ibérico, como en Francia gustan denominar a su vecino fronterizo del sur, 'una renovación de su oferta y un cierto prestigio'. No en vano, España superó por primera vez a Francia en 2005, relegándola a la tercera posición en el ranking de exportadores.

El problema de este sector tan complejo, en un país que quiere alzar el vino a asignatura en la enseñanza, al tiempo que persigue restringir su consumo por razones de salud, también es la reducción del consumo interno desde hace diez años. En definitiva, una serie de complicaciones no resueltas que han despistado al país, en un periodo de cambios vertiginosos. El consumo mundial de vino crece y el mercado es cada vez más global. Y entre tanto Francia pierde cuota de mercado mundial: del 23% en 2001 al 18% en 2005.

Los nuevos vinos podrán ser mezcla de uvas de varias cepas de distintas zonas

El debate vitícola en el país vecino se ha saldado con la creación de la mención Viñedos de Francia, una especie de denominación- sin serlo en sentido estricto- que permitirá mezclar 'vinos del país'- una referencia a cada región- de distintas regiones siempre que provengan del mismo tipo de cepa. Una forma de simplificar la oferta y hacerla más clara ante el consumidor medio y no especialista, quien según la tesis generalizada se pierde ante la sofisticación del vino francés. Según los miembros de la Oficina nacional interprofesional de frutas, vinos y horticultura, que han avalado el proyecto, la medida pretende 'partir hacia la conquista de los consumidores internacionales'. Hasta ahora, los vinos 'del país' sólo podían producirse en su región de origen, una desventaja, según este colectivo, ante los nuevos competidores mundiales. Ahora, los caldos viñedos de Francia podrán llevar la mezcla de hasta cuatro cepas, de varias regiones. El consumidor sólo verá en la etiqueta las cepas y el nombre comercial de la nueva denominación. La medida, decidida por práctica unanimidad, necesita aún la luz verde del ministro de Agricultura, aunque Dominique Bussereau ya ha expresado su apoyo. Quedan excluidas de la medida Bretaña, Picardía, Pas-de-Calais, Alsacia y Champaña, ya que producen vinos con apelación de origen.

La única voz discordante ha sido el sindicato de productores de vino 'del país' OC (sur de Francia). Jacques Gravegeal, su presidente, apasionado por este sector desde hace treinta años, está convencido de que la medida 'malogrará la revolución cualitativa que hemos realizado desde hace más de veinte años y reducirá los vinos de Languedoc-Rousillon a una simple variable de ajuste'. Precisamente, en esta región se producen los caldos de las 'cepas internacionales', esto es, las universalmente conocidas y reputadas como cabernet, sauvignon, pinot o chardonnay, y representa el 52% de los vinos 'de país' de Francia. Además, no funcionará, según Gravegeal. 'El vino es un asunto lúdico, cultural, no para saciar la sed', explica Gravegeal. Y para demostrar el alcance de la medida, Gravegeal pregunta a esta periodista, 'usted, qué prefiere, un buen Rioja, o un buen 'vino de España?'.

Estados Unidos se reconcilia con los vinos galos

Las exportaciones de caldos franceses a Estados Unidos se estabilizaron en 2006, después de tres años de neta caída. Un estudio encargado por diputados estadounidenses de las regiones vitícolas de este país observa el cambio de tendencia, 'cuando Francia intenta reorientar su viticultura, su fabricación y sus prácticas comerciales', según el informe.Las estadísticas del departamento norteamericano de Comercio muestran una clara caída de la exportación de vinos y champán franceses en volumen a partir de 2003. Aquel año, a raíz del apasionado discurso contra el conflicto iraquí del entonces ministro de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin ante la Asamblea General de la ONU, no sólo se enfriaron las relaciones diplomáticas entre ambos países. Las escenas de gente vaciando botellas de champán Dom Pérignon por las alcantarillas se sucedieron durante algunos días. Aquel año se vendieron 99 millones de litros de caldos franceses, y 97 millones el año siguiente, frente a 108 millones en 2002.Desde ese año, Australia mantiene su puesto de segundo exportador en EE UU después de Italia, con 111 millones de litros. Nueva Zelanda y Sudáfrica son hoy dos de los países que han progresado de forma espectacular en el mercado vinícola al otro lado del Atlántico. Las exportaciones neozelandeses han pasado de 1,2 millones de litros en 2002 a 14,5 millones en 2005, con vinos que en general registran un precio más bien bajo.

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