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Tribuna
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Tecnología RFID, una revolución inminente

Si a finales de los noventa nos hubieran asegurado que el número de teléfonos móviles en España superaría en pocos años el de terminales fijos o que llegarían a abarcar el abanico de aplicaciones que hoy ofrecen, muy pocos de nosotros lo hubiéramos creído. La revolución tecnológica lo es justamente porque implica una implantación masiva y una implementación cada vez mayor de las aplicaciones en un espacio de tiempo relativamente corto. De todo eso es de lo que cada vez está más cerca la tecnología RFID.

RFID significa identificación por radio frecuencia, y podemos considerarlo como la evolución del código de barras. Si éste permite hacer una lectura automática y libre de error de una categoría de producto, la tecnología RFID proporciona dos ventajas fundamentales que desencadenan múltiples beneficios: la lectura a distancia y la lectura grupal.

En primer lugar, la tecnología RFID tiene la capacidad de leer las etiquetas sin la necesidad de que el producto se encuentre en la misma línea visual del escáner. El chip que contiene la etiqueta es interrogado por el lector a través de una frecuencia de radio y contesta, identificando el producto a nivel unitario y especificando sus características, como si de un DNI del producto se tratara.

Por otro lado, la posibilidad de realizar lecturas grupales implica que se puedan interrogar decenas o centenas de elementos a la vez. El lector los sondea en un plazo extraordinariamente corto y consigue, por ejemplo, lecturas de hasta 4.500 productos en tres cuartos de hora.

Los recuentos semanales en tiendas -que habitualmente se hacen por temporada-, la posibilidad de conocer la ubicación exacta de cada pieza y la reducción de los costes provocados por la pérdida desconocida son algunos de los beneficios derivados de la aplicación del RFID. Unos beneficios exponenciales, ya que si por ejemplo gracias al uso de la tecnología RFID disminuye la pérdida desconocida, los beneficios para la compañía se traducen en el aumento de la eficiencia y también de las ventas.

Asimismo, la RFID nos permite conocer la trayectoria de nuestro producto y controlar sus canales de distribución, evitando así la falsificación o las exportaciones paralelas y favoreciendo la protección de marca. La industria farmacéutica, por ejemplo, encuentra el principal valor de esta tecnología en dicho control de autenticidad, ya que cada vez más productos salen de la línea de distribución para ser vendidos en el mercado negro o falsificados, y ciertas empresas farmacéuticas están adoptando con éxito esta tecnología en sus procesos para luchar contra la falsificación de ciertos medicamentos.

Como la telefonía móvil, la tecnología RFID supondrá un antes y un después en el sector del etiquetaje, tanto en lo que se refiere a gran consumo como a nivel logístico y de distribución. Y es que a día de hoy están a punto de darse dos de las principales circunstancias que van a hacer posible esta implantación masiva: el estándar tecnológico y la liberalización de la frecuencia UHF para usos RFID.

En el otoño de 2005 empezaron a distribuirse en el mercado las primeros tags Gen2, recientemente definido por EPCglobal a nivel mundial como el estándar tecnológico. La medida, que ya ha sido adoptada también por ISO, asegura la interoperabilidad entre empresas y elimina el riesgo de invertir en una tecnología que pueda ser luego reemplazada por otra. La definición de este estándar supuso un gran avance para la generalización de la tecnología RFID.

Otro gran avance, y posiblemente el paso definitivo para impulsar la RFID en España, llega de la mano de la Dirección General de Telecomunicaciones y Tecnologías, quién ha aprobado la liberalización de frecuencias 865-868 Mhz para usos UHF RFID.

Esta nueva legislación ha entrado en vigor el 1 de enero de 2007 y permite el uso libre de esta frecuencia sin necesidad de solicitar ningún permiso a la Administración, además de asegurar la interoperabilidad entre países.

Finalmente, las empresas españolas podrán mejorar sus procesos de distribución y venta así como la visibilidad de sus sistemas gracias al RFID, una herramienta que no sólo reducirá costes, sino que permitirá generar nuevos beneficios. No es casualidad que empresas internacionales de primer orden como Pfizer, Vanity Fair, Marks & Spencer o Rewe ya hayan apostado por su aplicación: los beneficios para todos los actores de la cadena de suministro son ya indiscutibles.

Jordi Baeta Galcerán. Director de la división RFID e Identificación Automática de Paxar Iberia

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