Las aerolíneas lanzan supersalas de lujo para sus mejores clientes
Lufthansa y Qatar Airways, pioneras en ofrecer a sus clientes terminales exclusivas de primera
Terminales específicas para pasajeros aéreos que viajan en las clases nobles de los aviones. Esta una de las recetas mágicas que las principales aerolíneas intercontinentales en red han ideado para desmarcarse de la avalancha de competidores que triunfan en el mercado con el reclamo de los vuelos escuetos en servicios y tirados en precios. Se impone y se aplica el criterio de arropar a los mejores clientes y diferenciar su trato del que se da a los miles de viajeros que masivamente se incorporan a los viajes en clase turista.
La aerolínea germana Lufthansa, propietaria de un edificio con estas funciones exclusivas en su aeropuerto hub de Fráncfort, asegura que con su oferta consigue para los usuarios más rentables 'un ambiente similar al de un viaje en un jet privado'.
El camino emprendido por la alemana ha sido seguido en un tiempo récord por su competidora Qatar Airways. La aerolínea árabe ha gastado 70 millones en construir en menos de nueve meses un edificio exclusivo para uso de los pasajeros que utilizan sus asientos preferentes.
El proyecto de la terminal premium forma parte del plan de expansión como hub de conexión del aeropuerto internacional de Doha. Las antiguas instalaciones han sido reformadas con una inversión de 190 millones de euros y su puesta en servicio ocurrió en noviembre.
El nuevo edificio no es un coto vedado para los pasajeros españoles; la aerolínea catarí tiene desde hace un año una ruta directa entre Doha y Madrid que es utilizada por muchos hombres de negocios nacionales como la mejor manera de llegar hasta Oriente Próximo o de enlazar con otros vuelos de conexión. Qatar Airways cubre esta ruta con un aparato Airbus A-330-300 que opera con una frecuencia de tres servicios semanales.
Lufthansa dedica a su edificio exclusivo de Fráncfort un espacio generoso de 1.800 metros cuadrados. La terminal premium de Doha es aún más grande y cuenta con 10.000 metros cuadrados.
Los clientes de las compañías alemana y árabe, a miles de kilómetros de distancia, podrán compartir la inigualable sensación de poder utilizar sus tiempos de espera para la conexión entre aviones en aquello que realmente deseen.
Pueden acceder a servicios de consejería y a restaurantes en los que varios cocineros preparan comidas de distintos estilos y países a la vista de los pasajeros. Reciben una atención personalizada a través de una legión de asistentes. Si desean trabajar lo pueden hacer en oficinas exclusivas con las mejores comunicaciones. Si prefieren dormir, o ducharse, o relajarse en un spa, ambas aerolíneas han invertido el dinero necesario para poner a su disposición servicios, equipos e infraestructuras que no sólo satisfacen tales necesidades, sino que lo hacen utilizando medios de última generación y también de última moda.
Y a la hora de subir al avión, los más sofisticados sistemas electrónicos de identificación convierten en una tarea sencilla un trámite que otros sufren con estrés; y después ponen a su disposición una limusina que les lleva directos hasta el avión.