Mamá, llámame al móvil
La infancia es el último territorio que le queda por explotar a la telefonía móvil. Con un mercado tan maduro como el español, en el que existen más cuentas de teléfono móvil que habitantes (el pasado junio se alcanzaron los 44,3 millones de líneas móviles), los operadores han visto en los menores uno de los pocos segmentos en los que aún pueden encontrar nuevos clientes. Telefónica y Vodafone están aprovechando esta Navidad para traer las primeras soluciones para el público a partir de los 6 años.
Lo que en un primer momento puede parecer una aberración, dar un móvil a un niño, se ha convertido en una realidad, que hasta gusta a los padres. “Los progenitores ven el móvil una forma de que sus hijos estén localizados y seguros cuando empiezan a salir solos”, asegura Arturo Canalda, defensor del Menor en la Comunidad de Madrid.
Tanto es así que uno de cada dos niños españoles entre 8 y 13 años tiene teléfono móvil, según los últimos datos de Investigación y Análisis. Las cifras de Telefónica Móviles, que tiene una oferta para menores desde hace dos años, muestran incluso un uso muy superior pues calcula que el 71% de los niños entre 12 y 14 años tiene móvil, lo mismo que un 35% de los que tienen entre 9 y 11 años, mientras que la penetración entre los mayores de 15 años está por encima del 90%; y en los menos menores de nueve está en el 5%.
Con estos datos en la mano, los operadores han decidido atacar este mercado pero con productos especialmente adaptados a los niños y que ofrezcan un control absoluto a los padres. “Es una realidad. No podemos poner puertas al campo: los menores de más de seis años se están incorporando a la telefonía móvil, y ya que lo hacen, ofrecemos a los padres una manera de llevar un seguimiento sobre el uso que hacen del teléfono”, asegura Juan Francisco Bezón, director del segmento Junior de Telefónica Móviles España.
Control paterno
Actualmente, los menores suelen heredar los viejos terminales de sus progenitores, sin que éstos puedan tener ningún control sobre las comunicaciones que mantiene el menor, mientras que las teléfonos infantiles vienen preparados para tener un acceso restringido de las llamadas y de los mensajes que pueden recibir y enviar, limitan el acceso a contenidos de los portales móviles de Internet, y permiten realizar llamadas a cobro revertido.
“En Disney nunca vamos a promover el uso de móviles entre los niños, pero hemos constatado esta realidad, y creemos que es preferible crear un terminal que realmente sea el adecuado para ellos”, apunta María Orta, vicepresidente de Marketing de The Walt Disney Company Iberia, donde han diseñado un móvil infantil conjuntamente con Vodafone.
La excusa en la que se amparan tanto los operadores como los fabricantes de que existe una demanda real de estos productos parece que se corrobora con la gran acogida que están recibiendo los nuevos productos.
El teléfono de Imaginarium y MoviStar, el Mo1, con una apariencia realmente infantil y orientado los usuarios más pequeños a partir de los seis años, ya tiene lista de espera pues los 10.000 primeras unidades se agotaron a las dos semanas de aparecer en el mercado.
El móvil de Vodafone y Disney ha tenido ciertos problemas logísticos y aún no ha llegado a España, pero esperan que repita el éxito que logró en Italia donde se han llegado a vender entre 6.000 y 8.000 unidades a la semana.
“Desde el punto de vista de la tranquilidad de los padres es una buena herramienta. Son teléfonos que están bien pensados, pero tienen que ser responsables en el uso que hacen sus hijos con el móvil”, reflexiona Canalda, quien cree que este asunto se vuelve especialmente espinoso entre los preadolescentes, que tienen acceso a móviles con tecnologías muy avanzadas que usan a destiempo, como por ejemplo en clase, y generan un gasto descontrolado para las familias. “En cualquiera de los casos hay que tener claro que el teléfono no es un juguete, es una herramienta de comunicación, que se debe utilizar de manera responsable”, insiste.
Exposición a ondas electromagnéticas
Ni los operadores, ni los fabricantes de juguetes, ni tan si quiera las autoridades sanitarias se muestran preocupados por los posibles consecuencias de la exposición de los niños a las ondas electromagnéticas generadas por los teléfonos móviles.
Todos aseguran que ningún estudio ha demostrado que las radiaciones generadas por los teléfonos tengan impactos en la salud. La Organización Mundial de la Salud dice que exactamente “no hay estudios que hayan demostrado efectos adversos en la exposición a niveles que se encuentran por debajo de los límites internacionales”.
Sin embargo, en Inglaterra cuando se empezaron a popularizar los teléfonos para niños se recomendaba que no se permitiese el uso continuado en menores de 16 años.
Hoy estas precauciones no son tenidas en cuento, pero para curarse en salud, tanto Vodafone como Movistar han tomado medidas para evitar riesgos innecesarios.
El móvil de Disney funciona con una radiofrecuencia inferior a los teléfonos tradicionales. “Emite un tercio menos de radiación”, asegura Orta.
El teléfono de Imaginarium incluye además la opción de poder hablar con manos libres para poder mantener una distancia prudencial la cabeza de los niños de las microondas.