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Juan José Güemes

'Madrid necesita más inmigrantes'

El consejero asegura que Madrid es el motor de crecimiento de España. Para mantener esta situación dice que harán falta más inmigrantes, mujeres y mayores en el mercado de trabajo

Juan José Güemes, madrileño, de 35 años, es una de las personas de confianza de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien le nombró consejero de Empleo y Mujer cuando llegó a la presidencia en 2003. Es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y a pesar de su juventud no es un recién llegado ni a la política ni a la vida parlamentaria, en la que lleva desde 1993. Fue también uno de los hombres del ministro de Economía Rodrigo Rato, quien le dio el cargo de Secretario General de Turismo en 2000. Es de los que da ejemplo cogiéndose el permiso de maternidad.

La Comunidad de Madrid está a la cabeza de la creación de empleo, pero ¿hay alguna señal de desaceleración?

No. El desempleo sigue reduciéndose en la Comunidad de Madrid en contraste con lo que pasa en el resto de España; la afiliación crece dos puntos por encima de la media nacional y Madrid se consolida como la comunidad donde más contratos indefinidos se hacen. Podemos decir con rotundidad que Madrid es el motor de crecimiento y de creación de empleo de España. Y las previsiones para 2007 es que seguirá aumentando el empleo a buen ritmo, pese a lo cual quedará margen para el aumento de productividad en la región.

Pero algún problema habrá...

El problema número uno que nos exponen los agentes sociales es precisamente la escasez de recursos humanos cualificados. Esta demanda se da en todos los sectores, incluso en la industria, donde la tasa de paro está por debajo del 2%. Esto da una idea de la tensión que hay en la captación de recursos humanos. Es común a todos los sectores pero sobre todo en los que demandan cualificaciones medias y altas.

¿Cómo pretende responder la Comunidad a estas peticiones?

El cubrir ese déficit, que además va a continuar en el futuro, pasa por tres caminos complementarios entre sí: continuar aumentando la participación de la mujer en el mercado de trabajo; prolongando la vida laboral de los trabajadores. Y en tercer lugar, seguiremos recurriendo la inmigración. En la comunidad de Madrid seguirán haciendo falta más inmigrantes, aunque mejor formados. Esa inmigración tiene que ser muy ordenada y vinculada a ofertas de trabajo, y eso requerirá un esfuerzo de formación muy importante, porque la mayor parte de los trabajadores que llegan tienen un déficit de cualificación muy grande.

¿Han calculado cuántos inmigrantes necesitará la comunidad?

No, pero sabemos que sin tener en cuenta los flujos migratorios la comunidad de Madrid perderá 100.000 habitantes hasta 2010.

¿Son adecuadas las actuales vías de llegada de inmigrantes?

Hay que tener muy presente lo que son los principios rectores de la inmigración. El primero de todos acabar con la vulnerabilidad o la permeabilidad total de las fronteras y que como país, España tiene que tener la capacidad de elegir quienes vienen a trabajar. Que elija cuántos, quienes, de dónde y a qué.

Uno de los efectos de la inmigración en el mercado laboral ha sido el aumento de la temporalidad, ¿qué se puede hacer desde las comunidades en contra este problema?

La temporalidad existe porque está permitida e incluso estimulada por la legislación laboral. Depende de la comunidad vigilar el buen uso de la legislación laboral, porque sigue siendo más barato hacer un contrato temporal que uno fijo. Pero Madrid ha sido pionera en impulsar planes específicos de la Inspección de Trabajo. Además el pacto por el empleo de la región recoge algo que no está en ningún otro pacto social en España: que la estabilidad en el empleo es la base sobre la que construir la formación continua y la prevención de riesgos laborales o la mejora de productividad de las empresas. No se puede mejorar el capital humano con relaciones temporales, que están siempre a punto de terminarse.

Hablando de invertir en capital humano, ¿qué le parece la Ley de Igualdad?

Es una ley tímida y el problema que tiene es que en muchos aspectos es más una ley declarativa que dispositiva. Se va a quedar en una mera declaración de buena voluntad ideológica del legislador. Y se queda coja, porque si queremos hablar en serio de igualdad y de estímulos, la ley no puede dejar de lado incentivos desde el punto de vista tributario o de la Seguridad Social, tampoco puede dejar fuera una reforma eficaz del permiso de maternidad y paternidad. Le dijimos al ministro de Trabajo que había que crear un incentivo potente para que sea el hombre quien compartiese el cuidado de hijos recién nacidos. Propusimos que tras el periodo obligatorio para la madre, que por cada día de la baja que ésta ceda al padre, él disfrute de uno y medio, con los límites que se quieran establecer.

Una obsesión: mejorar la formación

'No hay ningún instrumento de política social ni económica tan potente como la formación para garantizar la igualdad de oportunidades', asegura Güemes, que confiesa tener una obsesión por mejorar la formación del trabajador a lo largo de su carrera. Para ello, considera que debe cambiar el sistema de formación continua 'que está pensado para las necesidades de las organizaciones sociales y no de las personas y de las empresas'. Si de algo está orgulloso es de haber arrebatado a empresarios y sindicatos la formación de los parados en la región, a los que ya no da financiación para eso. 'Y hemos ganado mucho en eficacia'.

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