Abordajes y galeras en el nuevo Alatriste
Arturo Pérez-Reverte escribió hace diez años el primer Alatriste para mostrar la historia de España. En cada libro, ha trabajado un aspecto de la política del siglo XVII: la economía, la cultura, la religión... Después de cinco novelas, Corsarios de Levante (Alfaguara) sumerge al lector en el Mediterráneo, 'una parte olvidada de nuestra memoria histórica', un mundo cruel y peligroso de combates, abordajes, galeras, puertos y razas.
Una época que el autor recrea con un léxico cuidado; si en todas las aventuras de la serie, ha buscado respetar el aroma de los clásicos y hacerlo comprensible para el lector actual, en la última ha experimentado el placer de recuperar jergas, como la marinera. 'He intentando que el lenguaje sea protagonista del libro', declaró ayer Pérez-Reverte en una rueda de prensa multitudinaria celebrada en la sede del Instituto Cervantes de Madrid, en la que estuvo acompañado por directivos del grupo Santillana.
Alatriste no es Pérez-Reverte, pero su mirada es la del escritor y académico. Cuando vuelve la vista al pasado, lo hace con ojos de ese mundo. 'Era una época dura, matar y morir era muy fácil'. Y los españoles degollaban tanto como los turcos, pero Pérez-Reverte no juzga a esos hombres. Añade que para un español de la época, oprimido por el rey, curas y nobles, embarcarse y degollar, conseguir botines y regresar rico era una tentación poderosa. Hoy se consideran atrocidades; entonces, en un mundo en el que no existían los derechos humanos, eran un mecanismo que todas las naciones practicaban, asegura el autor. Es una comprensión necesaria para todos los episodios de la historia, el siglo XVII o la Guerra Civil. 'Si no, nuestros abuelos serían monstruos'.
Alatriste era un canalla con reglas, dice el autor. Hoy sería un marginado
Corsarios de Levante es la más marina, turbulenta y guerrera de la saga. En sus páginas no hay intrigas palaciegas ni conspiraciones inquisitoriales. Es una novela de soldados, 'temibles', apunta Pérez-Reverte, porque no tenían nada que perder, pero 'fiables y con maneras', como reflejan todas las relaciones de la época que ha consultado el autor.
El escritor embarca al lector a bordo de la Mulata, una galera de veinticuatro bancos, para que navegue por un 'espacio ambiguo, móvil y peligroso donde las diversas razas nos mezclábamos, aliándonos o combatiendo según rodaban las brochas sobre el parche del tambor', narra el protagonista Íñigo de Balboa.
En la sexta novela, el personaje tiene 17 años, ha crecido y no elude sus desencuentros con Alatriste, en el que aprecia ahora lados oscuros. La relación paterno-filial entre los dos personajes ha cambiado: Íñigo, que ha sentado plaza de soldado en el tercio de Nápoles, ya no quiere que Alatriste le dé lecciones. Y al capitán, más cansado, sombrío y solitario que nunca, sólo le cabe aguardar a que Íñigo se convierta en el hombre que debe ser, sin dejar de protegerle.
'Alatriste era un canalla, pero con reglas', dice del personaje su creador, que confiesa que le sorprenden las muchas cartas de lectores que aseguran sentirse identificados con el héroe literario. En la actualidad, sin embargo, Alatriste sería un marginado, porque 'nadie entendería esas actitudes en un mundo como éste donde palabras como dignidad, reputación, decencia, vergüenza torera y honradez se manipulan continuamente'.
Alatriste es resultado de una vida, explica el escritor, de su experiencia como reportero en conflictos bélicos, de su formación y entorno familiar y hasta de ser español -'Una escuela dura y amarga'-. Si hay algo de lo que está contento es de la complejidad del personaje.
Fenómeno literario
Tres años ha tardado Arturo Pérez-Reverte en retomar las aventuras del capitán Alatriste, la serie de más éxito de la literatura española, con más de 4 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, traducida prácticamente a todas las lenguas.Además, de Corsarios de Levante, conforman las aventuras del veterano de los tercios de Flandes que malvive como espadachín a sueldo en el Madrid del siglo XVII El capitán Alatriste (1996), Limpieza de sangre (1997), El sol de Breda (1998), El oro del rey (2000) y El caballero del jubón amarillo (2003), todas en Alfaguara.El pasado 1 de septiembre se estrenó Alatriste, dirigida por Agustín Díaz Yanes, que ya han visto dos millones de personas. El escritor está contento con el resultado final. Le gusta especialmente el carácter melancólico del personaje, interpretado por Viggo Mortensen, y lo bien reflejada que está esa época miserable de la historia de España. El escritor reconoce que la película ha sido un refuerzo para el libro.Alatriste ha creado un nuevo grupo de lectores fanáticos que presionan al escritor para que continúe la saga. Los títulos futuros ya están decididos: El puente de los asesinos, La venganza de Alquézar y Misión en París. Se sabe desde el principio cuando morirá el héroe, será en la batalla de Rocroix.