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Téxtil

Timberland evalúa el impacto ambiental de sus botas

Hace dos meses cambiaron las características de sus embalajes y contaron dónde y cómo se producen las botas. Para primavera de 2007, los clientes de Timberland estrenarán unas botas que explican en su nueva etiqueta, la Green Index, cómo ha afectado su producción al cambio climático.

El objetivo es el impacto cero, es decir, que el proceso de producción de las botas no tenga ninguna consecuencia en el calentamiento global. 'Supone que durante el proceso no se emiten gases contaminantes, no se utilizan químicos y que los materiales son totalmente reciclables y orgánicos', estima Betsy Blaisell, responsable de medio ambiente de Timberland.

La nueva etiqueta que la empresa textil estadounidense lanza en la primavera de 2007 explicará al consumidor, con notas del cero al 10, hasta qué punto la prenda que acaba de comprar ha contribuido a un desarrollo sostenible. Al principio, lo lucirán sólo cinco modelos y luego irán ampliando.

La etiqueta se llama Green Index y se apoya en tres sistemas de evaluación: impacto climático, reducción de agentes químicos y recursos naturales. Con estos criterios, se miden los componentes y procesos de fabricación de las prendas y se les dan notas: 10, para las más contaminantes y cero para las menos.

Blaisell reconoce que aún no han conseguido 'una bota totalmente verde. La mejor puntuación que hemos obtenido ha sido un tres', asegura Blaisell. La bota amarilla, icono de la marca Timberland, ostenta un seis en puntuación ambiental. 'Trabajamos en cambiar lo que está mal hecho. Ahora, además, desde el principio del proceso, los diseñadores ya piensan en modelos y materiales que casen con este objetivo', explica Blaisell.

En la producción de la bota más respetuosa se ha utilizado un 40% menos de energía y agua en el proceso de fabricación del cuero y un 30% más de componentes reciclables y tintes vegetales que en la confección normal.

Igual coste

Ser ecológico no significa pagar más. La nueva bota tiene el mismo coste que la amarilla tradicional, unos 170 euros. Sin embargo, es curioso saber que de este producto no se ha vendido ni la décima parte que de sus homólogas. 'Nos acercamos a nuestro objetivo con el medio pero olvidamos que el consumidor busca moda', asegura Dave Aznavorian, director de marca. Al cliente, sencillamente, le pareció fea.

El consejero delegado de Timberland, Jeff Swartz, es el principal ideólogo y apoyo de todas las iniciativas de RSC. 'Me apasionan estos temas', declara. Respecto a la Green Index, Swartz dijo en una entrevista reciente a este diario que cree en la comunicación. 'Cada vez hay un número mayor de consumidores que se preguntan cómo se han hecho los bienes que compran, en especial la comida', dijo Swartz, 'el objetivo es que el cliente termine exigiéndole a mi competidor la misma información que nosotros ofrecemos'.

Siguiendo esta idea de las etiquetas informativas de los alimentos, Timberland sacó en 2006 la etiqueta Our Footprint (nuestra huella), que ha sido el germen de la nueva Green Index. Se incluye en las cajas de zapatos y ofrece al consumidor información del impacto de Timberland en el medio ambiente y en la comunidad. Explica la cantidad de energía que se usa en la producción, la existencia de un código de conducta en sus fábricas, reitera su política en contra del trabajo infantil y el nombre de la planta de fabricación.

Timberland cambió además en 2006 todas sus cajas y embalajes y las fabricó de cartón reciclado, con colas sin materias químicos y tintes a base de soja. A partir de entonces, el lema de la empresa es ¿Qué clase de huella vas a dejar?, una manera de reflexionar sobre el papel de cada uno en el mundo.

Dos jornadas para el empleo social

Dos días al año, Timberland motiva a sus empleados de todo el mundo para que abandonen sus puestos de trabajo y se dediquen a echar horas en beneficio de la comunidad. Las citas se llaman el Día de la Tierra y Serv-a-Palooza, en abril y en octubre. La segunda iniciativa surgió en 1998, por el 25 aniversario de la empresa. Participaron mil empleados voluntarios. En 2006 fueron más de 6.300 trabajadores de 32 países. Invirtieron 50.400 horas laborales en 185 proyectos de ayuda a la comunidad.En España, las dos sedes de Timberland se unieron al Serv-a-Palooza y arrastraron con ellos a algunos franquiciados y proveedores. En Barcelona, 40 voluntarios (33 empleados, tres franquiciados y cuatro proveedores) se dedicaron a tareas de acondicionamiento en el centro de acogida para niños de la Fundació Juvanteny. En el centro de primera acogida Isabel Clara Eugenia, de la Comunidad de Madrid, 17 empleados redecoraron las zonas de comedor, recreo e informáticaLa empresa realiza distintos programas para concienciar a empleados y proveedores sobre el compromiso social de la marca. Timberland ofrece la posibilidad de dedicar 40 horas al año a voluntariado dentro del horario laboral. Con el servicio sabático, se anima a los empleados a dedicar de tres a seis meses en proyectos de ONG, con sueldo.Timberland sostiene además que exige un código de conducta en sus plantas para que sus productos se fabriquen en condiciones de trabajo justas y seguras, auditando interna y externamente a todos sus proveedores.

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