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Tribuna
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Aprendizaje cooperativo

Conscientes de los cambios que se están produciendo en la sociedad española, así como de los problemas y oportunidades que estos generan, las cajas de ahorros y su obra social prestan una atención especial a aquellos grupos de población particularmente vulnerables a las consecuencias que estos cambios llevan aparejadas. Este es el caso de los jóvenes, un colectivo con unas necesidades muy concretas y que demanda una atención creciente, que las Administraciones públicas no pueden satisfacer en su totalidad y donde la colaboración de las cajas se revela indispensable para conseguir los objetivos de bienestar social.

La trascendencia que tiene para la juventud una educación de calidad y una formación cívica, que no sólo mejoren la preparación para el mundo laboral, sino que también refuercen los valores de convivencia en libertad y de conciencia democrática, se puso de manifiesto en la última Convención de Obra Social de las Cajas, celebrada el pasado octubre en Salamanca por invitación de Caja Duero, bajo el lema Los jóvenes responden.

Por esta razón y conocedoras de su importancia, los jóvenes constituyen uno de los principales colectivos a los que las cajas de ahorros, por medio de su obra social, dedican más recursos. En 2005 nuestras entidades invirtieron más de 267 millones de euros en programas, actividades y centros destinados a los jóvenes y a los niños. El 62% de esta cantidad se dedicó a educación. El segundo de los capítulos en importancia fue cultura y tiempo libre, con un 19% y el tercero, asistencia social y sanitaria, con un 15%. Los programas de medio ambiente y patrimonio histórico destinados a jóvenes, en su mayor parte de carácter didáctico, recibieron un 4% de los recursos.

Los jóvenes son uno de los colectivos a los que las cajas de ahorros, por medio de su obra social, dedica más recursos

En el área de asistencia social y sanitaria, lo más destacado se encuentra en los programas de voluntariado y toxicodependientes y los dedicados al fomento del empleo. En el área de medio ambiente, la apuesta de las cajas pasa por el fomento del voluntariado y la extensión de los programas ya existentes entre los jóvenes para aumentar el grado de concienciación a medio y largo plazo.

En el área de educación, la mayor inversión se produjo en centros dedicados a enseñanzas especiales y a formación técnica y profesional. En el capítulo educativo, las cajas también cuentan con centros universitarios, educación infantil, colegios mayores y residencias. Las otras áreas de actuación prioritaria orientadas a los jóvenes son en cultura y tiempo libre, las bibliotecas universitarias, la promoción del deporte o los programas divulgativos para escolares.

Incidir en aquellos programas y actividades que permitan mejorar la capacidad de relación de los jóvenes y fomentar las actitudes de cooperación con el fin de que sean útiles para solucionar problemas de forma conjunta, resulta de suma importancia para erradicar aquellos casos que ponen de manifiesto dificultades de convivencia, ya sea en la escuela o en ámbitos de la vida privada. Impulsar la creatividad en los jóvenes es otra tarea que, en opinión de las cajas, contribuirá a facilitar la convivencia y hacerles conscientes de sus capacidades.

Ambas ideas forman parte de lo que los especialistas denominan aprendizaje cooperativo, que tiene como objetivo alcanzar metas personales a través de las metas de equipo y evitar así que los resultados brillantes de unos desanimen el esfuerzo de otros y produzcan hostilidades entre grupos. Generan respeto mutuo y favorecen la integración de valores que, adoptados desde jóvenes, son fundamentales para la vida en común de la etapa adulta.

El objetivo de las cajas es acompañar a los jóvenes cuando más vulnerables se encuentren ante los cambios del entorno. Ese compromiso significa estar con los jóvenes durante la etapa de formación, continuar con ellos y compartir el ocio, iniciándoles en el uso de las nuevas tecnologías, haciéndoles sensibles al cuidado del medio ambiente, facilitando el acceso a los estudios superiores, ya sea por medio de centros universitarios creados o mantenidos por la obra social de las cajas o de las becas para estudiantes de éstas, fomentando y participando en programas de voluntariado.

El denominador común de la obra social hacia los jóvenes es promover hábitos de ayuda mutua, en la medida en que tiene consecuencias psicológicas muy positivas, ya que mejora la autoestima y el sentido de la eficacia personal. De hecho, se ha comprobado que cuando los jóvenes tratan de mejorar la conducta de un compañero se ayudan a sí mismos, puesto que mejoran su propia conducta en la misma dirección del cambio que intentan lograr en el otro. Ese es también nuestro empeño.

Manuel Aguilar. Presidente de la Comisión Nacional de Obra Social de las Cajas de Ahorros y director de Obra Social de Caixa Galicia

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