Suez y Gaz de France intentan salvar los escollos que ralentizan su fusión
Los grupos energéticos Suez y Gaz de France intentan reflotar su proyecto de fusión valorado en 42.000 millones de euros. De momento, la justicia ha bloqueado la operación hasta el 1 de julio de 2007, fecha de la liberalización total del mercado energético en Europa.
La realidad de una fusión entre Suez y Gaz de France resulta cada vez más opaca. Ambos grupos buscan los recodos jurídicos, empresariales y sobre todo políticos que les permitan concretar un proyecto de fusión anunciado con precipitación por el primer ministro galo, Dominique de Villepin, el pasado mes de febrero.
Y a decisiones políticas: obstáculos políticos, en un país donde negocios y política se muestran de la mano sin tapujos.
El calendario de la fusión, prevista para finales de este año, quedó trastocado una primera vez en noviembre por el retraso de GDF en informar a los sindicatos sobre el impacto social de la fusión. La estocada final llegó la semana pasada, cuando el Consejo Constitucional autorizó la fusión, si bien al mismo tiempo prohibió su aplicación hasta el 1 de julio de 2007, fecha de la liberalización total del sector energético en Europa.
Jurídicamente nada impide la operación, ya que para entonces Gaz de France habrá perdido su estatus de servicio público. Pero en esa fecha Francia habrá estrenado presidente de la República. No sólo el momento político no será el idóneo, en un sector que levanta ampollas en el país vecino, sino que además la candidata socialista Segolène Royale ya ha hecho saber que quiere devolver EDF y GDF al sector público.
Ante tal cúmulo de incertidumbres, el patrón de Gaz de France, Jean-François Cirelli, remitió el jueves una carta a su homólogo de Suez, Gérard Mestrallet, insistiendo en su voluntad de lograr la fusión, mientras el consejo de administración de GDF se mantiene bloqueado hasta nuevo aviso.
Según la prensa gala, Suez podría proponer a su consejo de administración el cruce de participaciones con GDF y hacer la fusión de algún modo ineludible, sin tener que esperar hasta el próximo 1 de julio.
Otra posibilidad estudiada por los bancos de negocio que asesoran a GDF sería preparar una opa de la gasista sobre Suez que permitiría llevar a cabo la fusión sin que el Estado tuviera que reducir su participación por debajo del 50%, según la tesis del diario Les Echos. Claro que renacionalizar Suez en plena campaña electoral parece una iniciativa un tanto arriesgada.
Si la fusión fracasara, los inversores no dudan que la italiana Enel, que ya lo intentó el pasado año, o la alemana RWE, podrían estar dispuestas a lanzar una opa para hacerse con el control de Suez.
Flecos políticos de la operación en Bélgica
El diario belga Le Soir publicó en su edición del viernes extractos de una carta confidencial del primer ministro Guy Verhosfstadt dirigida al presidente de Suez, Gérard Mestrallet, en la que el político belga 'confirma el compromiso del Estado federal de garantizar, en contrapartida de compromisos de Suez ( ) la estabilidad del marco reglamentario y fiscal que se aplica específicamente al grupo hasta el 31 de diciembre de 2009'. En otras palabras, la oferta de un paraguas fiscal a la empresa franco-belga, matriz de Electrabel y principal actor energético en Bélgica.El contenido de la carta ha sido confirmado por el Ejecutivo belga, que lo transmitirá en breve a la Comisión Europea, única habilitada para establecer contrapartidas en una fusión de dimensión europea.Según Jonathan Todd, portavoz de la comisaria de Competencia, Neelie Kroes, 'la Comisión Europea pedirá una clarificación a las autoridades belgas para sacar una conclusión'. Bruselas ya autorizó la operación teniendo en cuenta las desinversiones propuestas por las empresas.