La I+D está en urgencias
El gasto en I+D en España superó por primera vez los 10.000 millones de euros en 2005, un 14% más, según los datos del INE presentados ayer en la Fundación Cotec. Que nadie se felicite. Los 10.197 millones del pasado año suponen el 1,13% del PIB, muy lejos del objetivo del 2% que se ha marcado España para 2010. Al ritmo actual harían falta otros cinco años, hasta 2015, para llegar a esa cota.
Lo datos son de hace casi un año. Por ello habrá que esperar a valorar el efecto de las medidas aprobadas por el Gobierno, que se ha mostrado decidido a potenciar la I+D. Pero se equivoca quien crea aún que el problema se va a resolver sólo con fondos públicos. Por eso es más preocupante el descenso apreciado en la aportación de las empresas sobre el total. Entre las razones de esa escasa implicación figura el pequeño porcentaje de empresas con una apuesta decidida por innovar. La Administración puede diseñar un marco adecuado, pero sin el empuje activo del sector privado e instrumentos eficaces el esfuerzo será baldío. No se trata de repartir dinero, sino de sembrarlo eficazmente. Conviene atender a las recientes -y duras- críticas del Banco de España a la falta de impulso en I+D, que incluyen algunas adecuadas indicaciones para sacar a España del grupo de los 'menos innovadores de Europa'.
A la luz de los datos, España sigue a la cola de la UE en inversión en I+D y lejos del entorno del 2% del PIB de media europea (el objetivo de la UE para 2010 es del 3%). Pero lo peor es que la UE también está perdiendo el tren. El objetivo marcado en Lisboa en 2000 fue hacer de la Unión 'la economía del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo en 2010'. ¿Qué se ha hecho desde entonces? La OCDE ha constatado que la inversión en I+D se acelera en todo el mundo, incluidos los países emergentes -China acabará este año como segundo mayor inversor en I+D, tras EE UU, después de adelantar a Japón-. La UE, mientras tanto, sigue a cámara lenta, sin encontrar un modelo común, y cada Estado se conforma con sacar ventaja a sus socios del club. Es como hacerse trampas en el solitario.