Una opción estratégica
En las dos últimas décadas, las cajas hemos experimentado un espectacular proceso de crecimiento que nos ha llevado a gestionar más de la mitad del negocio financiero de España, después de ganar 20 puntos de cuota de mercado. Además, disponemos de la mayor red de distribución de servicios financieros, con un 37% de ésta fuera de nuestras comunidades de origen.
Concentradas en expandirnos en el mercado español, la presencia de las cajas ha sido mucho más modesta en los mercados exteriores. La pauta más común ha sido la creación de oficinas de representación orientadas a responder a las necesidades de los emigrantes españoles y, tras la implantación del euro, posicionarnos en países limítrofes como Portugal o Francia, ante un horizonte de progresiva consolidación del mercado único de servicios financieros.
Caixa Galicia ha sido una de las entidades más activas en este proceso de expansión. Fue la primera caja de ahorros española en abrir una oficina de representación en el extranjero, concretamente en la ciudad suiza de Ginebra en 1985. Hoy estamos presentes en 10 países con 16 oficinas en Europa y América Latina, 75.000 clientes, y gestionamos cerca de 4.000 millones de euros de negocio con no residentes. Somos la entidad con mayor protagonismo de este negocio en el balance; sin embargo, sólo supone un 7% del negocio total.
'El contexto ha cambiado y nos enfrentamos al reto de buscar alternativas para seguir creciendo'
En estos momentos, el contexto ha cambiado y, después de la expansión protagonizada en el mercado doméstico, las cajas nos enfrentamos al reto de buscar alternativas para seguir creciendo y diversificar los ingresos en un mercado cada vez más maduro.
Los mercados europeos se integran cada vez más, empujados por el euro y la armonización normativa; varios países latinoamericanos están profundizando en su estabilización política y económica; el Este europeo experimentará un fuerte impulso tras su integración en la UE, al tiempo que Asia asume un papel fundamental no sólo en el comercio mundial, sino también como proveedor de ahorro. Por tanto, no es de extrañar que el debate sobre la internacionalización de las cajas vuelva a primera línea de actualidad y esté presente en la agenda de los máximos órganos de gobierno de muchas de nuestras entidades.
Lógicamente, en el sector se plantean alternativas estratégicas con distintos enfoques, organizaciones y alcances. En Caixa Galicia, nuestro plan estratégico contempla como líneas maestras la ampliación de la red en América Latina con aperturas en economías dinámicas y estables como Panamá o Brasil, dar el salto al mercado asiático con la apertura de una oficina en Shanghai y reforzar la presencia en mercados europeos potenciando la red en Portugal, en donde ya tenemos siete oficinas.
Se trata de un modelo que se apoya sobre dos ejes. El primero, ampliar la capacidad de servicio y dar cobertura a las empresas españolas que internacionalizan su actividad hacia países en los que ya estamos presentes. El segundo, acceder a nuevos mercados y segmentos con estructuras flexibles que permitan asumir un bajo nivel de riesgo. Una estrategia que, frente a los recelos y dudas que parece despertar en algunos ámbitos, debe ser adecuadamente gestionada pero no obstaculizada.
No podemos olvidar que la internacionalización, lejos de alterar la esencia y el espíritu fundacional de las cajas, nos permitirá seguir consolidándonos como entidades sólidas y competitivas para actuar como potentes instrumentos financieros que contribuyen al desarrollo económico y social de su entorno.
Las cajas somos entidades sujetas a la disciplina de los mercados, la de los clientes que día a día nos eligen, pero también la de los mercados financieros internacionales en los que nos hemos convertido en agentes decisivos, o la de las agencias de rating que año tras año vigilan nuestra solidez financiera.
Y debemos recordar que las cajas hemos demostrado que siempre que se eliminaron trabas normativas a nuestra actuación, fuimos capaces de convertir esos momentos en hitos decisivos no sólo para el desarrollo del sector, sino también para la modernización del sistema financiero español. Somos acreedores, por lo tanto, de un voto de confianza.
José Luis Méndez. Director general de Caixa Galicia