Vinos para estas fiestas
Claves para elegir etiquetas adaptadas a todos los estilos y paladares.
Saber elegir un vino cada vez se está volviendo más complicado. La oferta es tan sumamente amplia que el aficionado -por no hablar del neófito- se encuentra ante un abanico tan grande de zonas, variedades y precios que resulta una labor francamente ardua acertar con la botella adecuada, la que guste y compense la cantidad que se ha pagado por ella.
En estas fechas a las que nos aproximamos los vinos cobran un especial protagonismo. Sigue estando bien visto regalarlo, como obsequio de empresa o como detalle para llevar a algunas de las comidas y cenas propias de los días navideños. Y por supuesto, el vino sigue siendo insustituible en los encuentros con amigos y parientes, en los ágapes familiares o sociales. ¿Existe un vino para cada persona, para cada momento? ¿Se puede hablar de etiquetas concretas para quedar bien, para epatar y sorprender a los compañeros, al cliente de turno? ¿Hay vinos de moda para los que quieran estar a la última o grandes clásicos que nunca fallan? La respuesta es sí a todas y cada una de las cuestiones.
Por supuesto que todo ello implica conocimiento y éste se adquiere, fundamentalmente, bebiendo, probando, arriesgándose y, también, invirtiendo (no hay que olvidar que los vinos más modernos alcanzan en muchas ocasiones precios disparatados).
En cualquier caso hay una serie de claves que permiten saber cuáles son las tendencias actuales del mundo del vino español. La primera de ellas es la modernidad. Exceptuando a las grandes casas del Rioja que elaboran tintos clásicos, de largas crianzas, con un estilo muy marcado por la madera (aunque también en muchas de estas bodegas se ha apostado por la renovación), la historia el vino español es muy reciente, remontándose a la década de los 80. De hecho, muchos de los grandes vinos de hoy datan de menos de 10 años. Por eso puede decirse que la inmensa mayoría de las elaboraciones que se encuentran en el mercado son muy actuales, por métodos de vinificación y concepción.
Por otra parte, se ha superado, afortunadamente, la riojitis y riberitis imperante -aunque estas DO sigan en la cresta de la ola- y el panorama se ha diversificado. Zonas emergentes como Toro, El Bierzo, Montsant o La Mancha, por ejemplo, se han sumado a las consagradas, con sus características propias, enriqueciendo la oferta. Muchos tops se dan en tierras hasta hace poco desconocidas vinícolamente. La apuesta por las variedades foráneas, bien aclimatadas en muy distintas DO, es un hecho. La cabernet sauvignon o la blanca chardonnay está dando paso a otras como la merlot o la petit verdot, pero, sobre todo a la syrah, la uva de moda. Y en variedades patrias, junto a la célebre tempranillo destacan con fuerza cepas locales, muy personales (mencía en El Bierzo, monastrell en los viñedos mediterráneos...), que aportan matices novedosos a los vinos que con ellas se elaboran. En cuanto al estilo, siguen predominando los tintos de mucho color, cubiertos, con más fruta que madera en nariz y con una boca potente y carnosa, con mucha estructura (se les ha llamado vinos Parker, porque el crítico vinícola más influyente del mundo, el norteamericano Robert Parker, puntúa muy alto los que cumplen estas características).
De todos modos se aprecia una tendencia a elaborar vinos más amables, con mayor elegancia y más fáciles de beber.
Nuevos y viejos estilos
¦bull; Los vinos clásicos, los tradicionales riojanos (Viña Ardanza, Viña Pomal, CVNE, etc.), son los que más se siguen vendiendo.¦bull; Los tintos excesivamente potentes, alcohólicos, muy maduros, los llamados 'alta expresión' comienzan a cansar. Se busca más sutileza. Vicuana, de B. Bilbaínas marca pauta.¦bull; Las etiquetas más actuales siguen siendo caras. Por el contrario existe una gama de vinos que, con planteamientos modernos, abogan por la relación calidad-precio. Y aquí La Mancha se muestra imbatible.¦bull;La cepa francesa syrah se ha extendido como la pólvora, tanto en monovarietales como en coupages.