_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las sanas razones de los mercados

Los niveles alcanzados por los índices de los mercados financieros en España en 2006, con el comportamiento más optimista de Europa, han experimentado una sensible corrección esta semana. Pero el clima económico y financiero no ha mutado tanto como para que el nerviosismo condicione las decisiones de los pequeños inversores en el medio y largo plazo. Sin embargo, correcciones como la de esta semana deben ser interpretadas como sanas, puesto que eliminan gran parte de lo que los precios de las acciones pudieran tener de especulativo, de valor no justificado por los fundamentales de las empresas, y despejan el camino para una evolución más racional.

Un crecimiento anual del 33% del Ibex 35, como el que acumulaba hace apenas una semana, tiene difícil justificación si no confluyen acontecimientos atípicos, por muy sólidos que sean los avances del pilar que sujeta las valoraciones de las compañías, cual es el beneficio. En España los movimientos corporativos en torno a grandes empresas energéticas, así como una efervescencia atípica de las compañías inmobiliarias, ha aportado buena parte de la subida del año.

Pero lo cierto es que el año 2006 está a todos los efectos cerrado ya para los gestores institucionales, tanto por las ganancias acumuladas como por la necesidad de conservar potencial alcista para el ejercicio próximo. De hecho, sólo tres de los 112 fondos de renta variable que operan en la Bolsa española tienen ahora una rentabilidad inferior a la que generaron en todo 2005, por lo que el punto de mira de la gestión está puesto ya en 2007.

Y 2007 presenta también buena cara. Las expectativas de crecimiento de los beneficios para las compañías españolas se sitúan en torno al 10%, aunque acumulan ya varios años de avances de doble dígito, en lo que sigue siendo el mejor argumento alcista del mercado. Además, el ciclo económico europeo lleva un considerable retraso sobre el español, y también se nota en el comportamiento de las Bolsas alemana, francesa o italiana. No es fácil imaginar un 2007 con avances robustos en los índices europeos y modestos en los españoles, aunque la lógica de las cosas apunta a que tal debería ser el movimiento, y en tal sentido se han manifestado ya los analistas.

Los ajustes de esta semana están directamente ligados a los temores de una desaceleración profunda en la economía estadounidense, que mermaría la demanda mundial, y a su correlato en una depreciación del dólar. Este ajuste en el tipo de cambio, que es la única solución posible al gigantesco déficit exterior americano, supone un cambio de expectativas para infinidad de empresas que operan en dólares, o que lo hacen en euros pero que son eminentemente exportadoras.

Pero si el vaivén del dólar con el resto de grandes divisas se produce con suavidad, y con reparto equitativo de cargas entre Europa, Japón y los emergentes, seguramente sus beneficios a largo plazo serán muy superiores a los costes inmediatos. Además, salvo una sorpresa geopolítica que arrastre de nuevo a las materias primas y dispare la inflación, los tipos de interés, la variable que más daño puede hacer a la inversión y consumo de los particulares, parece que tienen el recorrido ya limitado en Estados Unidos y Europa.

Archivado En

_
_