Inmersión profunda
Pocos negocios tienen un componente de internacionalización mayor que el del transporte aéreo. Su carácter transfronterizo y las relaciones entre las compañías y sus líneas han hecho que la industria determinase tres idiomas oficiales para su funcionamiento: inglés, francés y español. Pero la Generalitat de Cataluña, basada en la Ley de Normalización del Catalán, parece querer cambiar este estado de cosas. La Agencia Catalana de Consumo ha inspeccionado a una veintena de aerolíneas, todas extranjeras, y ha comenzado a incoarles expedientes por no emitir en catalán los billetes, las tarjetas de embarque o las etiquetas que acompañan a los equipajes, entre otros muchos documentos. La industria está dispuesta a colaborar, pero sostiene que hay exigencias de muy difícil, e incluso imposible, cumplimiento. La inmersión lingüística está bien, menos cuando empieza a ahogar a las empresas.