¿Cómo se llama el Bernanke chino?
Cierto es que Bernanke no tiene el tirón mediático de Alan Greenspan, que era algo así como el David Beckham de los mercados financieros. Sin embargo, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos sigue siendo la personalidad que atrae todas las miradas. Si a un inversor se le diese la posibilidad de hablar acerca del mercado con una persona, y sólo con una, probablemente elegiría a Ben Bernanke.
Paradójicamente, en la economía más interrelacionada que se haya visto y donde manda la ortodoxia capitalista -cuando menos, manda más que en cualquier otro momento de la historia reciente-, la explosión productiva y financiera más estrepitosa que se recuerda viene de un país que se autodenomina socialista, donde la libertad política es inexistente y la intervención estatal va desde un tipo de cambio semifijo hasta la prohibición de invertir en Bolsa a extranjeros, por citar sólo algunos ejemplos.
China ha quemado etapas para superar al Reino Unido en producto interior bruto, y sigue creciendo a tasas cercanas al 10% cada año. La demanda china ha trastocado los mercados de materias primas, desde el petróleo al acero para ferralla, y también el equilibrio económico global.
Dos tercios del crecimiento mundial en los últimos cinco años ha venido de Estados Unidos y China. El recalentamiento o enfriamiento de la economía china es uno de los asuntos de más calado de la escena económica. Pero apenas se presta atención a cómo se gestiona.
En los últimos meses las autoridades han acelerado sus planes para enfriar la inversión de capital, probablemente para evitar una posterior crisis de exceso de capacidad. De crecer al 28% ha pasado al 16,8%, según Morgan Stanley. El efecto de estas medidas se verá no sólo en el PIB chino -en un 40% es inversión-, sino también en la producción del resto del mundo, porque China también compra.
Por cierto, se llama Zhou Xiaochuan y nació en 1948.