El boicot al cava lastró de nuevo las ventas de Freixenet del último ejercicio
Los resultados de Freixenet se vieron ensombrecidos por segundo año consecutivo por el efecto del boicot al cava catalán, que supuso un descenso en las ventas del 6% respecto al año anterior. La compañía, propiedad de la familia Ferrer, que cerró ejercicio el pasado 30 de abril, compensó la caída con una subida de precios, una apuesta por sus vinos de Rioja y el abandono de los productos de marca blanca en mercados no rentables como el británico. La compañía obtuvo un beneficio neto de 16,7 millones de euros, un 2,4% más, después de tres años de caída.
La cifra de ventas del grupo experimentó una caída del 1,02%. Las ventas de las empresas españolas del grupo vitivinícola crecieron un 0,28%, hasta 362 millones, mientras que las extranjeras cayeron un 4,02%, hasta 150,3 millones. La fortaleza del euro también jugó una mala pasada a la compañía, que cuenta con filiales como Yvon Mau en Francia o Windgara en Australia.
El director financiero, Enrique Hevia, explicó ayer durante la presentación de resultados de la compañía en Ámsterdam, que 'con estos resultados nos podemos dar por satisfechos'.
El grupo vendió en todo el mundo 202 millones de botellas de vinos tranquilos y espumosos (un 65% de ellas destinadas a la exportación) lo que supone un incremento del 0,10%. De esta producción, un total de 122 millones corresponden a espumoso, de las que 3,8 millones se destinaron al mercado nacional y 61,8 millones a la exportación.
'Estamos vendiendo a mayor precio por la dificultad de crecer en otros mercados', apuntó Hevia. Pese al signo negativo de los dos años anteriores, el presidente de Freixenet, Josep Lluis Bonet, se mostró optimista por la marcha de campaña de este año. Reconoció que el boicot al espumoso catalán 'ha dejado unas heridas importantes, tanto cuantitativas como morales', aunque apuntó que 'la situación ha ido remitiendo'. El presidente honorífico de Freixenet, José Ferrer, señaló que harán una apuesta por los vinos de Rioja y ampliarán la bodega de Laguardia de Solar Viejo.
La compañía tiene planes para seguir creciendo en el extranjero. Tiene previsto poner en marcha una bodega en Croacia, donde elaborará vinos espumosos con la marca Cavallino, cuya producción se destinará inicialmente al mercado interior. Si el proyecto fructifica, los Ferrer se plantearían abrir una bodega en la isla croata de Vis, en el mar Adriático. En Argentina, buscan adquirir una bodega en la localidad de Mendoza. La compañía, que cuenta con más de 300 hectáreas en el país, produce a través de bodegas de terceros.
Ferrer fue contundente y descartó, de momento, la posibilidad de que Freixenet deje de ser una empresa familiar. El capital se reparte entre él y sus tres hermanas.