Músicas y aromas corporativos
¿Qué se recuerda mejor la imagen de la gaviota del Partido Popular o el himno con el que esta formación política se propuso en los noventa emprender el vuelo? La identificación del Partido Popular con una música pegadiza y fácil de tararear es para muchos expertos en publicidad y comunicación política uno de los activos en las campañas electorales de esta formación política. El éxito publicitario de Puleva tiene también mucho que ver con aquella coletilla musical 'le va, le va, le va' y cuando alguien oye la alentadora cancioncilla 'Adelante', rápidamente la identifica con el BBVA.
Si cada empresa tiene su propio logo, ¿Por qué no su propia música? O incluso, ¿por qué no su propia fragancia? æpermil;sa parece ser la idea de los expertos en marketing, dispuestos a que la comunicación de marca no se limite al sentido de la vista.
Melodías específicas no sólo para campañas temporales de publicidad, sino como elemento de permanencia que define, identifica y representa, algo así como los himnos nacionales de cada país. '¿Quién dijo que la utilización de música frivoliza a las empresas?', se pregunta Manuel Pacho, músico y responsable de la creación de algunas de estas melodías corporativas.
Vídeos, páginas web, ferias, congresos, presentaciones, esperas telefónicas. La música se cuela en muchas de las actividades rutinarias de las empresas como elemento identificativo. Manuel Pacho cree que la apuesta por las melodías corporativas será creciente y que el mercado potencial es muy grande, pero reconoce que todavía encuentra resistencias.
En la actualidad, muchos músicos trabajan como proveedores de agencias de publicidad, pero muy pocos lo hacen directamente para las empresas.
En cuanto al proceso creativo, Pacho explica que lo primero que hace es 'es buscar la esencia, el ADN de la empresa y saber muy bien qué es lo que quieren comunicar'. 'La música corporativa define y diferencia a una corporación de otra. A mí me da igual hacer música para un partido de derechas, que de izquierdas, para un banco o para una empresa de telecomunicaciones, pero nunca haría lo mismo', señala. Si lo que se quiere es transmitir solidez 'introduciría sonidos largos y profundos. Dinamismo, notas cortas, ritmo, instrumentos electrónicos', matiza. 'Es importante que se pueda versionar, que sea capaz de soportar distintos estilos y tenga vocación de permanencia'.
Pero no sólo músicos. Reputados perfumistas, como Darío Sirerol, ingeniero químico y diseñador de olores, trabajan para las empresas con el objetivo de desarrollar aromas corporativos. Ibermática, compañía de servicios de tecnología de la información, anunció hace meses que uniría su imagen corporativa a su propia fragancia.
Mañana cumple su promesa al presentar públicamente su iniciativa en el preestreno de la película El perfume. La idea es que todas las sedes de la compañía desprendan el mismo perfume. ¿Ha pensado cómo suena o cómo huele su empresa?