La colaboración Cámaras-CEOE
Las Cámaras de Comercio y la patronal CEOE escenificaron ayer un acuerdo de colaboración que se puede calificar de histórico, por lo inusual del acercamiento. Se trata de un pacto para la 'coordinación en el ámbito de la internacionalización de las empresas, que servirá para garantizar una relación estable y permanente entre ambas instituciones y establecer un marco de colaboración de los servicios que prestan en beneficio de las empresas'.
Bienvenido sea, por lo necesario. Porque una cosa es que en un viaje de Estado al exterior, o en una visita a España de personalidades de otros países, las Cámaras y CEOE se disputen la representación de las empresas, y otra es, para decirlo pronto, que se pisen la manguera. Y es que un acuerdo así, tan de sentido común, sirve sobre todo para revelar la enorme distancia que separa a las dos instituciones, incluso en algo tan elemental como coordinar del esfuerzo para que las empresas crezcan en los mercados exteriores.
Sea por atender a sugerencias de la Administración para que entren en una vía de buenas relaciones y colaboración, o por cualquier otra causa, lo cierto es que la firma de ayer no deja de ser un acto de entendimiento en la dirección correcta. Un gesto que los más escépticos no dudarán en calificar más de tregua que de nueva fase en las relaciones. Ojalá se equivoquen estos últimos y Cámaras y CEOE asuman un papel de impulsoras para el que están bien dotadas. Especialmente las primeras, con unas cuotas empresariales que, por su obligatoriedad, no dejan de ser un cuasi impuesto cuya permanencia merece, al menos, una reflexión.
En cuando a las formas de hacer público el acuerdo -un posado ante las cámaras y un comunicado sin preguntas ni respuestas, algo que empieza a ser demasiado frecuente en España-, no servirán para despejar las dudas si alguien cree que hay brumas que disipar.