Mar Raventós abre Codorníu a fusiones y socios externos
La presidenta de Codorníu, Mar Raventós, anunció ayer su disposición de convencer a los 197 socios de la empresa familiar a 'abrir la mente' y a aceptar que el crecimiento de la compañía puede pasar 'por juntarnos con otros'.
La presidenta de Codorníu, Mar Raventós, anunció ayer que va a 'preparar a la familia' ante la posibilidad de que la compañía 'deje de ser una empresa familiar'. Raventós señaló que la rentabilidad de la histórica bodega es lo más importante, lo que le obliga a crecer. 'Esto puede llevarnos a juntarnos con otros', advirtió Raventós.
La presidenta de Codorníu anunció que la bodega aprobó hace 20 días su plan estratégico para los próximos tres años. La directiva no dio detalles sobre cuál es el contenido del plan, que posiblemente presente junto con los resultados del último ejercicio el próximo mes de diciembre. Con todo, sí dejó un apunte de que el crecimiento de la compañía puede requerir tanto financiación externa como operaciones corporativas. 'Me gustaría que siguiésemos siendo una empresa familiar pero hay que tener la mente abierta', dijo Raventós
La presidenta de Codorníu, que participó en una mesa redonda sobre Liderazgo, mujer y empresa en el noveno congreso del Instituto de la Empresa Familiar, explicó que la familia fundadora ha alcanzado ya la sexta generación, lo que supone que tiene 197 accionistas y 462 miembros de la familia. 'Somos muchos', reconoció Raventós, que insinuó de esta manera la diferencia de intereses que pueden existir en cada una de las ramas familiares.
En este sentido, Raventós destacó que uno de los trabajos que tiene marcados para el futuro a corto plazo es 'solucionar la manera de que los socios que quieran puedan vender sus acciones'. En la actualidad, las cuatro ramas de la familia tienen prioridad a la hora de comprar las acciones que quiera vender alguno de los miembros, lo que dificulta operaciones corporativas.
En Codorníu existe un cierto malestar en parte de la familia con la gestión de Raventós, especialmente en el caso de los nombramientos. Los hechos se remontan a la primavera de 2004, cuando la compañía nombró a Josep Forroll como director general, introduciendo por primera vez a un gestor profesional ajeno a la familia Raventós.
Esta apuesta, que venía refrendada por la mayoría de la familia, fue revocada por apenas un año y medio después, ya que en octubre de 2005 la empresa volvió a cambiar el modelo de profesionalización de la dirección nombrando a Xavier Pagés, primo de la presidenta, en sustitución de Forroll.
Este cambio de estrategia no sentó bien a la parte de la familia que tenía una apuesta más decidida en la profesionalización de la bodega y que vio en estos cambios tan próximos en el tiempo como una deriva en la gestión, lo que encima estaba agravado por el hecho de que se produjese el relevo en la alta dirección precisamente en plena campaña de Navidad, la época más importante para el sector.
Dos generaciones a la espera
En 1872, José Raventós Fatjó elaboró la primera botella de espumoso en España. Desde entonces, cuatro generaciones se han ido sucediendo en la compañía. La tercera y la cuarta trabajan actualmente en la empresa y existen ya una quinta y una sexta generación en puertas. No todos trabajarán en la compañía. De hecho, el protocolo familiar limita al 5% el personal que puede trabajar en la bodega.A Mar Raventós le ofrecieron la presidencia de Codorníu en 1998, si bien lleva en la nómina de la compañía casi 30 años. Ella no era en principio la elegida por su rama familiar para trabajar en la bodega. Su hermana era la primera en la línea de sucesión. Sin embargo, se apartó de la gestión y dejó un hueco para Mar en el organigrama de la compañía. Empezó como auditora interna de todo el grupo. Posteriormente asumió el cargo de relaciones con los accionistas, un contacto directo de la dirección con la familia, lo que le otorgó un conocimiento completo de la compañía.Codorníu es el segundo mayor productor español de cava tras Freixenet.