UE sin Constitución
El próximo 1 de noviembre debería entrar en vigor la Constitución europea, un texto llamado a dotar a la UE de auténtica personalidad política y jurídica acorde con sus ambiciones para el siglo XXI. No será así. Mañana se cumplen dos años desde la firma de la primera Carta Magna del Continente y ni siquiera la han ratificado las tres cuartas partes de los 25 miembros. Con ese umbral al menos el Consejo Europeo podría rescatar de algún modo el proyecto. En cambio, la UE parece condenada a renquear al menos tres años más con el caduco Tratado de Niza, un marco insuficiente para desarrollar la política común exterior y de defensa, y las de Justicia e Interior. La UE debe buscar una salida a la parálisis institucional y política que amenaza su propia viabilidad. El próximo 1 de enero ingresarán dos socios más, Rumanía y Bulgaria, acrecentando la inmanejabilidad de instituciones europeas.