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Tribuna
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El Partido Popular, en el diván

La sensación de ausencia de estrategia y de liderazgo que actualmente transmite el Partido Popular nos recuerda, dentro del mundo de las organizaciones, algunos eventos en que un grupo o departamento trabaja a veces intensamente, pero de forma improductiva y, paradójicamente, sin ser consciente de ello. Este tipo de situaciones se dan también en otros contextos de la vida; de hecho, pueden acontecer en cualquier institución o, como en este caso, en un partido político. Todo ello está muy relacionado con un liderazgo que logra o no logra alinear la tarea y los objetivos con una estrategia. La diferencia entre un simple gerente y un líder eficaz es que el primero hace bien las cosas, y el segundo hace bien las cosas adecuadas.

Pero hay algo todavía más paradójico, y que es objeto de estudio en la dinámica de grupos, dentro del campo clínico, y también en las organizaciones. Ocurre cuando un mero colectivo da por supuesto que es un grupo, pero no lo es: se trata sólo de un agregado de personas que pretende actuar como si fuera un grupo. Desarrolla sus actividades bajo unos supuestos inconscientes que le invitan a creer que trabaja eficaz y productivamente, pero no es así. No existe cohesión que integre las tareas, que tienden a ser dispersas, y los objetivos no obedecen a una estrategia global, si es que la hay.

Los grupos que trabajan improductivamente bajo este supuesto suelen hacerlo básicamente de tres formas, a veces saltando de una a otra sin darse cuenta, dentro del triángulo mental en que se hallan cautivos y del que no salen fácilmente. Las formas son éstas:

l Ataque-huida: el grupo se une para atacar a un enemigo común o para huir de él, de un peligro, o de la misión que debería llevar a cabo. El enemigo común siempre une y espontáneamente facilita el objetivo emergente de atacarle, aunque no exista una estrategia de grupo.

l Dependencia: el grupo se une para depender de una persona (o de un código, directriz o mandato), a quien está sometido y, a veces, entregado, subordinando sus tareas y objetivos a esta dependencia.

l Emparejamiento: el grupo se disgrega en varias parejas o subgrupos semiinconexos, como si la solución de sus problemas fuera a provenir, de forma mágica o mesiánica, de lo que nazca de alguno de estos emparejamientos.

En todos y cada uno de estos tres supuestos, el grupo abandona inconscientemente su auténtica misión y estrategia. Los tres supuestos pueden convivir juntos, y el grupo salta de uno a otro, cambiando la orientación de sus tareas improductivas, sin darse cuenta.

Por el contrario, el grupo productivo es el que sabe manejar eficazmente estos tres supuestos, dominarlos y canalizar la energía y tareas hacia unos objetivos coherentes con una estrategia, mediante el liderazgo adecuado.

Dentro de su aparente ausencia de estrategia, el PP da la impresión de estar permanentemente inmerso en los tres supuestos inconscientes. Ejemplos, entre otros, pueden ser:

l Concentrar excesivamente su ataque-huida (la huida significa también alejarse de su misión básica y estrategia) en la teoría de la conspiración 11-M/ETA, entre otras acciones anti, más o menos dentro de su papel de oposición, pero sin una línea estratégica definida.

l Mostrar una permanente y peligrosa dependencia de la anterior línea y modelo de liderazgo de Aznar, con la sombra de éste sistemáticamente proyectada en la mayoría de las acciones.

l Haciendo honor a que cuando no hay estrategia a primer nivel surgen políticas y tácticas a niveles medios, brotan emparejamientos disfuncionales de amigos-enemigos, como los de Acebes- Zaplana y Aguirre- Gallardón.

El salto de los supuestos inconscientes a la tarea productiva es un proceso duro y difícil para el grupo, pues éste actúa como si lo fuera, creyendo, más o menos, que trabaja en la línea adecuada. Para dar este salto suele ser necesario algún shock o crisis, acompañados de un tocar fondo, a veces traumático, seguidos de una catarsis, antes de empezar a reconstruir y ascender. Frecuentemente, es necesaria la llegada de un nuevo líder que, con estrategia y visión compartidas, pone al grupo a trabajar en la dirección adecuada.

A veces ocurre que de alguno de los tríos o parejas brota un pseudolíder emergente que logra derrocar al actual líder. Tras esto, suele volver el grupo a los tres supuestos inconscientes, con la apariencia e ilusión de trabajar ahora productivamente.

Es importante que el PP logre salir de estos tres supuestos y se concentre en una tarea coherente con una estrategia de partido, como merece el primer grupo de la oposición. No dispone de mucho tiempo para hacer terapia en el diván ante los próximos e importantes compromisos políticos que se le avecinan.

José Medina. Presidente de Ray & Berndtson

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