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Energía

Eon, RWE, Vattenfall y EnBW rechazan las normas de control que prepara Alemania

A medida que avanzan los planes del Gobierno alemán de regular el mercado energético, surgen más objeciones. Vattenfall, Eon, RWE y EnBW, que se reparten el 90% del sector en Alemania, han calificado de dirigistas los proyectos de Angela Merkel de recortar el poder de estas empresas.

La respuesta de los colosos no se ha hecho esperar. El jefe de Vattenfall, Klaus Rauscher, ha declarado que las próximas inversiones en Alemania dependerán de las condiciones del mercado. 'Cuanto menos claras, mayor inseguridad. Si interviene la política en el mercado, invertiremos en otros sitios.' Otro gigante energético, el consorcio RWE, se ha puesto de su lado por considerar los planes 'un obstáculo a la inversión'. Y un portavoz de la eléctrica EnBW los califica de 'cuestionables'.

Pero contra los planes gubernamentales se han levantado también otras voces: la industria del acero, que quiere velar por 'el libre juego de las fuerzas del mercado', y políticos del grupo parlamentario socialdemócrata, a quienes les preocupa que la regulación debilite a los grandes consorcios en la competencia global.

El Gobierno pretende frenar los aumentos de las tarifas eléctricas fortaleciendo la competencia. El ministro de Economía, el socialcristiano Michael Glos (CSU), quiere cambiar las leyes antes de finales de año para que las autoridades antimonopolio dispongan de un asidero legal que les permita intervenir contra los elevados precios energéticos. Su colega de Hessen, el ministro democristiano Alois Rhiel, propone incluso obligar 'a los monopolios a vender sus centrales eléctricas cuando abusen de su posición dominante'. Además Rhiel, que lanzará su iniciativa a través del Congreso, ha advertido a los consorcios que se libren de 'iniciar una campaña que genere miedos en torno a la garantía del suministro energético'. Rhiel afirma que una regulación más rígida no está reñida con un suministro garantizado y una energía más barata.

Intervención

En el proyecto de Glos para fortalecer las leyes antimonopolio que se apliquen a la industria energética figura la posibilidad de que las autoridades de la competencia intervengan cuando una empresa reclame tarifas superiores a las de otros proveedores. La nueva ley de defensa de la competencia señala que 'se podrán interpretar las diferencias de precios como abuso por disfrutar de una posición dominante'. Por lo que la regulación afectaría sólo a los cuatro grandes consorcios energéticos alemanes.

'Los políticos están coqueteando con instrumentos del pasado', afirma Eberhard Meller, jefe de la federación de la industria eléctrica VDEW. 'Intervenciones estatales en la estructura del mercado no fomentarán la competencia sino que la obstacularizarán', añade. Más inesperadas han sido las críticas del metal a los planes del Gobierno: 'Resultará difícil establecer el límite entre esta regulación y el dictado de precios', declaraba esta semana Dieter Ameling, presidente de la industria del metal, un sector de elevado consumo energético. Por el contrario, la federación industrial VIK apoya al ministro de Economía porque 'cómo queremos sino hacer avanzar el mercado eléctrico'. 'Quien se oponga a Glos que diga cómo podemos conseguir mayor competencia', afirman las asociaciones de consumidores.

Con la nueva disposición que regula desde la semana pasada el suministro de gas y electricidad, el plazo para rescindir el contrato con una compañía eléctrica pasa de un año a un mes. Y quien cambie de proveedor no deberá pagar eventuales aumentos de tarifas que se registren (en la compañía saliente) durante el cambio de suministro de una empresa por otra (lo que puede llevar meses). Problemático seguirá siendo cambiarse de proveedor del gas, pues, como explica el experto energético Michael Bauchmüller, apenas hay competencia. 'Hasta ahora, tanto los Stadtwerke (empresas proveedoras de energía municipales) como las grandes empresas gasistas han protegido muy eficientemente sus respectivos mercados. Y, aunque la red (en manos de un puñado de consorcios) se haya abierto a pequeños competidores, el consumidor sólo puede elegir de facto en algunas regiones como Berlín, Fráncfort y Hamburgo'.

En contra de los monopolios se alzan ahora las autoridades de la competencia, la Netzagentur (la agencia reguladora de los sectores eléctrico y gasista), el Gobierno de Berlín y Bruselas.

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