Caldera rechaza que se amplíe la semana laboral más allá de 48 horas
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, mostró ayer su oposición a la directiva de tiempo de trabajo que pretende sacar adelante la presidencia finlandesa de la UE, en la que se quiere establecer una prolongación de la jornada laboral hasta las 48 horas semanales.
En la reunión de ministros de Trabajo de la UE, celebrada ayer en Bruselas, Caldera aseguró que las 40 horas que rigen en España son 'suficientes' y mostró su contrariedad a que los Estados miembros mantengan la posibilidad de establecer excepciones a la jornada laboral máxima para ampliarla.
En la actualidad, el máximo de horas semanales en el marco de la UE es de 48 horas, pero existe una cláusula, denominada opt-out, en virtud de la cual el trabajador puede elegir trabajar más horas.
Caldera indicó que la oposición del Gobierno español a que un trabajador se pueda acoger a esa cláusula se debe a 'razones subjetivas' y consideró que 'un trabajador no puede decidir por sí mismo la ampliación de su jornada por este tipo de razones porque atenta contra la libertad individual'.
En lugar de ampliar la jornada laboral, Caldera apostó por aumentar 'la calidad el empleo y la competitividad y no las horas'. El ministro de Trabajo defendió que la futura ley comunitaria debe preservar la salud, la seguridad y la conciliación de los trabajadores y apuntó que España quiere que ésta garantice la desaparición de la posibilidad de que los empleados incrementen su jornada laboral.
El ministro presentó ayer las leyes de Igualdad y de Dependencia que se tramitan en las Cortes como dos ejemplos de mejora de las condiciones laborales de hombres y también de mujeres. La primera, aseguró Caldera, busca 'hacer desaparecer la discriminación directa o indirecta que impide la plena consecución de la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos'.
Posturas encontradas en la UE
La opinión discordante de España no es la única dentro de la UE. Esta es una de las razones por la que las negociaciones entre los ministros europeos de Trabajo se están extendiendo durante varios meses. Por un lado están los gobiernos que pretenden ampliar la jornada laboral (como el caso de Reino Unido, que cuando le tocó la presidencia de turno de la UE a finales de 2005, propuso un tope de 65 horas semanales). Por otro lado, los gobiernos como España que quieren que se mantenga el calendario laboral de 48 horas y eliminar la cláusula de opt-out.