Salas de museo para cumbres de directivos
Empresas como Coca-Cola, Telefónica o Iberdrola organizan visitas y cenas en los centros de arte
Admirar el Guernica de Picasso sin cientos de japoneses alrededor en una visita privada explicada por un conservador del Reina Sofía y cenar a continuación en los nuevos espacios del edificio Nouvel. Empresas como Banesto y Telefónica han hecho la propuesta a sus directivos y clientes. Coca-Cola, además, se llevó hace unos meses a Rafael Amargo a bailar a las terrazas del museo para acompañar la presentación de su nuevo producto Coca-Cola Zero.
La celebración de eventos en el vestíbulo, auditorio y salas de un museo es una opción cada vez más valorada por las empresas. Iberdrola, uno de los patronos estratégicos del Guggenheim Bilbao, ha reunido en el singular edificio diseñado por Frank Gehry desde periodistas a directivos. Lo habitual es organizar una visita privada a sus exposiciones y servir a continuación a los invitados un cóctel y una cena, informan en la compañía eléctrica. Desde el museo animan a sus miembros corporativos -los únicos a los que abre sus espacios, con la excepción de ciertas entidades sin ánimo de lucro- a organizar actividades en el vestíbulo, atrio y auditorio y a recorrer sus exposiciones de la mano de un experto.
En el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) se celebran eventos de todo tipo. 'Hay una creciente demanda de espacios singulares', señala Teresa Pérez, relaciones públicas del museo. La sala del mirador, desde la que se domina Barcelona, o el Pati de les Dones, un gran recinto al aire libre, han sido escenario de reuniones de instituciones, colectivos profesionales, desfiles de moda y festivales culturales, cita Teresa Pérez.
Cuando la Fundación de las Artes y los Artistas inició la búsqueda del recinto para la entrega, el próximo 25 de octubre, del I Premio de Pintura Figurativa, se marcó dos prioridades: elegancia y ubicación. Y decidió que el hall central del Museo Thyssen-Bornemisza reunía la calidad y fuerza mediática a la que aspiran sus galardones, comenta Elisa Soler, coordinadora artística de la fundación. El acto comenzará con una visita a la exposición temporal actual Sargent/Sorolla y a continuación se entregarán los premios y se servirá un cóctel. La obra ganadora, Porvenir, de Carlos Saura Riaza, premiada con 36.000 euros, y las 31 finalistas permanecerán expuestas en el hall del museo y el 24 de noviembre se mostrarán en la sala del mirador del CCCB.
El arte y la arquitectura singular de los museos representan para los organizadores una ventaja competitiva respecto a otras opciones. 'Y a precios muy ventajosos', añade Cristina Galdeano, coordinadora de Eventos Especiales del Guggenheim. El museo bilbaíno aplica diferentes tarifas en función de la categoría de sus miembros corporativos; algunas empresas incluso disfrutan de alquileres gratuitos, precisa Cristina Galdeano.
A la hora de aplicar sus tasas de alquiler, el CCCB distingue entre entidades con o sin ánimo de lucro. Las primeras pueden pagar 3.780 euros por una jornada de ocupación del Pati de les Dones, mientras que las segundas, 2.080 euros; disfrutar un día del vestíbulo le cuesta a una entidad con ánimo de lucro 3.950 euros y 2.175 euros a otra que no lo tiene, mientras que realizar una sesión de rodaje sale por 3.950 euros al día.
El Museo Reina Sofía siempre ha alquilado los espacios del edificio Sabatini, entre ellos el claustro y el jardín, pero con la ampliación han aumentado los recintos disponibles: una nueva sala de protocolo, otros dos auditorios con capacidad para 200 y 400 personas, una gran plaza central, terrazas y vestíbulo. Contratar la sala oval de protocolo, por ejemplo, sale por algo más de 18.000 euros las cinco primeras horas, más otros 2.832 euros cada hora adicional, y las terrazas, las más deseadas con el buen tiempo, por unos 2.600 euros la hora.
Ese aprovechamiento de los espacios -nunca de salas que contienen obras de arte- para obtener una rentabilidad proporciona a los museos cantidades que en algunos casos no llegan al 1% de los ingresos totales. En el primer año de la ampliación, el alquiler de espacios ha proporcionado al Reina Sofía en torno a un millón de euros, que equivale al 0,7% de los ingresos totales, asegura Miriam García, directora de Comunicación del centro de arte.
En la memoria del Thyssen-Bornemisza correspondiente al periodo 2000-2005 se aprecia que los ingresos por arrendamientos -sin incluir las visitas privadas- han pasado de 86.000 euros a 128.000 en el periodo. Los arrendamientos, que en 2005 representaron el 1% de los ingresos, crecen a un ritmo anual del 1%, frente al 23%, por ejemplo, de la venta de productos.
En cualquier caso, la actividad comercial nunca debe alterar la vida del museo. Cuando las puertas se cierran al público general, el museo vuelve a cobrar vida.
Peticiones de los clientes
La cesión de sus espacios es habitual en los grandes museos europeos y estadounidenses. El Hall Napoleón del Louvre, con capacidad para acoger hasta 1.500 personas, o el Gran Hall Balcony del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, con capacidad para 1.000 asistentes, han servido de marco para grandes celebraciones públicas y privadas.En España, 'hay una corriente en el mundo de los negocios de aproximarse al arte', asegura Miriam García. Teresa Pérez, por su parte, afirma que las salas del CCCB han tenido bastante éxito de ocupación en los 12 años de vida del centro. Los museos ponen los espacios y los clientes se encargan del montaje y del catering cuando hay cóctel o cena de por medio, aunque los auditorios y salas están dotadas de medios audiovisuales (pantalla, proyector y audio) para las presentaciones y conferencias. El Museo Picasso de Málaga, por ejemplo, incluye en el alquiler del auditorio servicios de guardarropa, taquilla, vigilancia y limpieza. Como curiosidad, el CCCB tuvo que atender la extraña petición de una empresa holandesa, que solicitó un aula con la mitad del espacio ocupado con sillas de pala y la otra mitad, libre para que sus ocupantes pudieran practicar feng shui.