Somosaguas, urbanización de lujo con alumbrado sostenible
El ayuntamiento y Philips apuestan por equipos que reducen la contaminación lumínica y el gasto
El alumbrado público es un actor del teatro callejero en el que nadie repara hasta que no se produce un apagón. Pero si analizamos las cuentas de los ayuntamientos que lo mantienen, los puntos oscuros marcados en rojo en las comisarías o en tráfico, o las reivindicaciones de las organizaciones de científicos y ecologistas, concluiremos que este elemento del mobiliario urbano es cualquier cosa menos indiferente.
En los últimos tiempos se han desarrollado teorías y tecnologías que advierten de grandes cambios en el concepto y uso de las tradicionales farolas, no sólo en su función elemental de alumbrado nocturno, sino en relación con otros parámetros insospechados: la seguridad vial, el ahorro de energía, la contaminación lumínica que arruina la observación del cielo o su relación evidente con las emisiones que causan el calentamiento global.
En este contexto hay inscribir el proyecto que han desarrollado el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón y la multinacional Philips para renovar el alumbrado público de una de las urbanizaciones más lujosas de la zona noroeste de Madrid: Somosaguas.
La iniciativa surgió como consecuencia de las protestas por el estado lamentable en el que se encontraba el alumbrado de una urbanización que ha sufrido una ola de inseguridad con robos en domicilios y asaltos en la calle. La suma de unas farolas con 15 años de antigüedad y unas calles con abundante vegetación dieron como resultado el descenso continuado de los niveles de iluminación y la oportunidad para toda clase de visitas indeseadas.
Las primeras medidas correctoras destinadas a aumentar la potencia de las lámparas sólo logró disparar el gasto de electricidad. Entonces el Ayuntamiento, tras analizar varias alternativas, aceptó la propuesta de Philips para instalar la moderna tecnología Cosmópolis de alumbrado público.
El resultado ha sido satisfactorio. La luz blanca emitida por las nuevas luminarias de lámparas de sodio a presión de 250 W, multiplicada por la óptica R140, ha mejorado la profundidad y calidad de la visión. Se ha aprovechado la instalación eléctrica y las columnas anteriores, pero reduciendo la altura de las farolas para situarlas por debajo de las ramas de los árboles. Con ello se ha logrado una iluminación uniforme que elimina las antiguas zonas de penumbra.
Las nuevas farolas dirigen sus luces sólo hacia el suelo, de acuerdo con los criterios de alumbrado público que reclaman organizaciones de observación del cielo. Estos colectivos denuncian la dispersión y derroche hacia el espacio de hasta el 40% de la luz que emiten los sistemas de luminarias tradicionales.
El coste energético se ha reducido drásticamente. Van Schooten, responsable de este área de actividad en Philips, afirma que este tipo de instalaciones permite un ahorro en coste directo y también en las correspondientes emisiones de CO2 por generación eléctrica de más del 47%. La suma de ventajas inscribe al nuevo sistema de alumbrado de Somosaguas en un ejemplo de sostenibilidad a imitar en otros municipios.