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Tribuna
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El 'marxismo-laureanismo'

La economía marcha. La inflación, variable que permanecía fuera de control, lleva dos meses con un comportamiento ejemplar y ha descendido hasta el 2,9% interanual, desmintiendo el catastrofismo de oficio del portavoz del Grupo Parlamentario Popular en la comisión correspondiente, Miguel Arias Cañete. El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, comparece en el Congreso para disipar las alarmas de algunas instituciones en torno al nivel de endeudamiento de las familias españolas. La burbuja inmobiliaria, el monocultivo del ladrillo, parecería que propende a desinflarse sin traumatismos mientras los grandes del sector toman importantes opciones diversificadoras en áreas como la energía o los transportes.

El vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, logra los apoyos necesarios para la aprobación del proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado que ahora se debaten en comisión. Y la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, fuma la pipa de la paz con los obispos a propósito de la financiación de la Iglesia católica, a la que los contribuyentes podrán asignar el 0,7% de su cuota líquida a ingresar en el IRPF. Además hay proyectos relevantes, como el de la Ley de Dependencia que aliviará situaciones precarias, impulsados bajo las pautas del olvidado consenso. Y se buscan acuerdos para proceder a las modificaciones precisas de las normas legales referentes a la inmigración, que este verano se ha puesto incandescente.

Entre tanto, la búsqueda de una salida para los etarras que desistan del uso de las armas suscita controversia entre las asociaciones de víctimas del terrorismo que se han alineado políticamente, pero -toquemos madera- siguen pasando los meses sin atentados mortales. Cunde la desorientación pero afirmar como hace el ínclito Antxon Sarasqueta que 'Zapatero exporta su modelo de alianza táctica con el terrorismo a las instituciones europeas' por haber propiciado un debate en el Parlamento de Estrasburgo es una desmesura con independencia del acierto de esa decisión de internacionalizar el proceso. No digamos nada de las declaraciones de Jaime Mayor Oreja, ex ministro del Interior, para quien 'ETA no mata porque sabe que con ZP conseguirá sus objetivos', y acaba sentenciando que 'en realidad no estamos ante un proceso de paz, sino de autodeterminación'.

Bélgica es el ejemplo de que el bienestar económico puede convivir con la crispación y el antagonismo violento entre los ciudadanos

Pero volvamos a nuestra afirmación inicial de que la economía marcha. Y reconozcamos que sin embargo la crispación se incrementa como puede observarse en las calles. Menudean los insultos, amenazas y agresiones a las personas conocidas que los matones infectados por el veneno nacionalista en Mataró o por el ácido bórico de la emisora episcopal COPE en las vías o locales públicos de la propia Villa y Corte cuando son identificadas. Cada día con más insolencia e impunidad los nuevos adalides que educa e intoxica el kale borroka de turno o el muecín Federico Jiménez Losantos se erigen en nuevos inquisidores y se aprestan para dar su merecido a los que consideran disidentes o simplemente tibios respecto a los valores de la santa tradición esgrimida en cada momento. Vuelve a canturrearse aquello de 'Cálzame las alpargatas, dame la boina, dame el fusil, que voy a matar más rojos que flores tienen mayo y abril'.

O sea, que la idea sostenida por el inolvidable Laureano López Rodó en la entrevista que le hizo Salvador Pániker, según la cual los conflictos de la España de los sesenta se evaporarían en el futuro con el incremento de la renta per cápita hasta los niveles de la Europa desarrollada a la que aspirábamos, ha quedado desmentida. Nos lo temíamos porque ya entonces teníamos identificadas áreas donde comprobar la falsedad del que vengo llamando desde hace años marxismo-laureanismo. Así en Bélgica, que cuadruplicaba nuestra renta, hace cuatro décadas los conflictos entre flamencos y valones a propósito de la frontera lingüística se planteaban a adoquinazo limpio y así continúan. De manera que atentos porque el bienestar económico puede convivir con la crispación y el antagonismo violento entre los ciudadanos. El progreso es quebradizo.

Miguel Ángel Aguilar. Periodista

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