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Capacidad suficiente

Agricultura confía en desbancar a Italia y Francia en producción vinícola

La ministra de Agricultura, Elena Espinosa, manifestó ayer su satisfacción por la prórroga obtenida en Bruselas para abordar la reforma del mercado del vino, ya que se mostró convencida de que las empresas españolas tienen capacidad suficiente como para desbancar a los líderes, Francia e Italia.

La ministra recordó que la última propuesta de reforma de la Organización Común de Mercado (OCM) del vino presentada por la Comisión Europea constaba de dos partes.

Durante su participación ayer en el Foro Cinco Días, patrocinado por Accenture y Banco Madrid, Elena Espinosa admitió que la primera parte de la propuesta es un diagnóstico de la situación del sector, con el que España está plenamente de acuerdo.

La segunda aborda las medidas que tendría que adoptar el sector del vino para aumentar su competitividad y equilibrar más la oferta con la demanda. Entre ellas destaca el arranque masivo de viñedo, a lo que Espinosa recordó que España se opone frontalmente.

'Ese arranque sólo podría aplicarse con carácter voluntario en zonas muy específicas y en casos donde el agricultor está próximo a jubilación. Por ello, España va a defender en la negociación que se inicie el próximo año la puesta en práctica de instrumentos más imaginativos', avanzó la ministra.

En este sentido, Espinosa reconoció que somos el primer país por número de hectáreas y 'podemos llegar a ser líderes en producción, por delante incluso de los actuales, Francia e Italia, aunque necesitamos más tiempo para levar a cabo los cambios precisos'.

La titular de Agricultura se mostró partidaria de arbitrar otras iniciativas capaces de competir con los nuevos vinos procedentes de mercados como Sudáfrica o Argentina y resaltó que por fin Europa entiende los argumentos que ha esgrimido España sobre la necesidad de reconocer buena parte de la destilación actual como producción vinícola 'y no como mera destilación de crisis'.

Espinosa también se congratuló de que por primera vez los países europeos no se hayan dividido en dos grandes bloques entre productores y consumidores, 'con intereses casi siempre enfrentados'. En esta ocasión, todos los miembros de la Unión son conscientes de que hay que defender el vino europeo de aquél procedente de otros mercados.

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