Espinosa recomienda más concentración en la industria alimentaria
Agricultura estudiará con Hacienda incentivos fiscales a la biotecnología.
El Gobierno lo tiene claro. La industria agroalimentaria cuenta con un gran potencial para reconvertir las anticuadas estructuras agrarias actuales en un sector moderno y competitivo pero, a su vez, necesita para ello hacer frente a tres retos cruciales. Estos son la 'excesiva atomización' empresarial, un gasto 'insuficiente' en inversión, desarrollo e innovación (I+D+i) y una escasa integración vertical y horizontal de cada uno de los subsectores con que cuenta que impiden una mayor internacionalización de las empresas. Tres claves que ayer puso sobre la mesa la ministra de Agricultura y Pesca, Elena Espinosa, en el Foro Cinco Días, patrocinado por Accenture y Banco Madrid, en el que participó como ponente invitada.
'Es cierto que estamos ante el primer sector manufacturero del país con el 17% de la producción industrial, aportando un 8% al PIB nacional. Sin embargo, el 97% de las cerca de 32.000 empresas que se dedican al sector agroalimentario son pymes; más del 80% tiene menos de 10 trabajadores y sólo 67 de ellas emplean a más de 500 trabajadores', alertó la ministra, ante un nutrido grupo de empresarios, entre los que se encontraban representantes de Sos Cuétara, García Carrión, Pascual, Calvo, El Corte Inglés, Nestlé, Alcampo, Ebro Puleva o diversas patronales sectoriales. Esta 'atomización' está perjudicando el aprovechamiento de economías de escala que otros competidores europeos ya tienen de por sí. A su juicio, la concentración empresarial debe ser un reto para los próximos años, que sería obligatorio extender a otros campos como una mayor integración de los procesos productivos. El tamaño sí que importa, por lo que 'ganar dimensión debe ser prioridad para el sector'.
En cuanto a la inversión en I+D+i, las posibilidades de mejora son muy grandes, según la ministra. El gasto anual en I+D de las industrias de alimentación y bebidas ronda el 3% del total en I+D del país. Aunque se aprecia una 'evolución positiva' en los últimos años, Espinosa alertó de que el déficit tradicional persiste, combinándose con una escasa generación de valor añadido en los productos, lo que se contrapone con los gustos del consumidor, cada vez más propenso a productos novedosos.
Ocho de cada diez empresas del sector cuentan con menos de diez trabajadores en plantilla
Las estadísticas que maneja el ministerio así lo indican. El 17% de los consumidores compra inmediatamente un producto recién lanzado al mercado y casi el 50% lo hace al cabo del tiempo, siendo fiel a sus marcas habituales.
Consciente del papel de la innovación en este tipo de procesos, Espinosa destacó ayer, entre otros, el proyecto Ingenio 2010, lanzado por el Gobierno, por el que se pretende incentivar las inversiones intangibles; la puesta en marcha de centros tecnológicos alimentarios; y los 127 millones de euros repartidos por el Ejecutivo a las comunidades autónomas para subvenciones a inversiones industriales. Sin embargo, destacó cómo estos proyectos se quedan cojos si las empresas no ponen de lo suyo. 'Si bien, varias empresas se están situando en la vanguardia de sectores específicos como el aceite de oliva, vinos o el cárnico, la mayoría de las empresas precisan de un esfuerzo suplementario para acceder a los mercados exteriores', añadió. En este sentido, recalcó la intención del Gobierno de impulsar todo lo referente a la biotecnología, destacando la puesta en marcha de un plan para incentivar la producción de biocarburantes. En estos momentos se encuentra en conversaciones con los Ministerios de Industria y de Economía y Hacienda.
Agricultura estudia ayudas a la producción de plantaciones bioenergéticas. Industria se encargará de aspectos técnicos como los porcentajes de mezcla en los carburantes. Con Hacienda, Agricultura estudiará la posibilidad de fijar incentivos fiscales a los biocarburantes 'como complemento al paquete de medidas', según recalcó Espinosa.
Todo para potenciar la competitividad de las empresas españolas fuera y dentro de las fronteras. El último barómetro sobre confianza del sector agroalimentario indica que sólo el 39,5% de los empresarios se considera 'suficientemente capacitado' para hacer frente a la ampliación de la UE. Falta, por tanto, mucho trecho por recorrer.