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Metal

El auditor de Babcock Wilcox deniega su opinión

Las cuentas de la empresa pública Babcock Wilcox en 2005 acumularon salvedades de tal magnitud que el auditor se negó a dar su opinión sobre las mismas. A mitad de 2006, la SEPI no había subsanado la situación.

La auditoría de las cuentas de la empresa pública Babcock Wilcox, filial de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), se saldó con la decisión de la firma responsable, KPMG, de denegar su opinión. Una opción a la que se acogen los auditores cuando las incertidumbres detectadas son de tal calibre que impiden formarse una opinión de las cuentas de la empresa.

En este caso, los reparos detectados por distintos aspectos en la contabilidad de la empresa de bienes de equipo superan los 64 millones de euros. La firma cerró 2005 con 2,6 millones de pérdidas. A 30 de junio de 2006, las salvedades no habían sido resueltas por la SEPI.

Así, KPMG apunta que la empresa mantiene registrado en su activo impuestos anticipados por un importe total de 48,5 millones que son de muy incierta realización en el futuro pues dependen de que las sociedades incluidas en la declaración fiscal consolidada de la SEPI generen suficientes bases imponibles positivas en los próximos ejercicios.

Babcock Wilcox también mantiene préstamos por más de 10,4 millones concedidos a su heredera Babcock Power España, cuya recuperabilidad no está clara.

Asimismo, la empresa ha constituido una provisión por depreciación de terrenos por 643.000 euros, correspondiente al importe pagado en la compra de determinadas fincas, sin que existan las tasaciones periciales independientes que permitan determinar la razonabilidad de esta valoración.

Por último, Babcock Wilcox ha sido condenada por un tribunal francés al pago de cinco millones de euros reclamados a una antigua filial por defectos y demora en un contrato de trabajo y cuyo desembolso los auditores consideran 'probable'. A pesar de ello, sus cuentas anuales no incluyen provisión alguna para cubrir la reclamación.

Una filial de la SEPI peculiar

La situación actual de Babcock Wilcox no deja de ser peculiar. Oficialmente, la empresa transfirió todos sus recursos productivos a Babcock Borsig España (BBE) en 2001, con el objetivo de proceder a su liquidación. Su única actividad es terminar contratos pendientes no traspasados a BBE.Cinco años después, la SEPI todavía no ha iniciado la liquidación de la empresa y el Tribunal Superior del País Vasco ha sentenciado que mantiene su actividad, emplea a trabajadores de su sucesora y controla su filial dedicada a montajes.

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