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Tribuna
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La crisis nonata del ladrillo

Desde hace varios años se viene pronosticando por muchos analistas el final del modelo de crecimiento de la economía española. Según el reiterado pronóstico, el dinamismo del sector de la construcción se tornaría en estancamiento y con ello desaparecería el efecto locomotora que traslada al conjunto de la actividad económica.

Es indudable que ninguna fase de auge es eterna en ningún sector económico y que consecuentemente en algún momento el pronóstico puede verse cumplido. Pero la realidad es que hasta ahora dichas previsiones no se han cumplido, resultando aplicable la máxima de Ionesco: 'No se pueden prever los acontecimientos hasta que han llegado'. Aún más, en lo que va de 2006, lejos de producirse el anunciado estancamiento, el sector ha repuntado con notable vigor.

El seguimiento mensual de la actividad económica española y de sus sectores puede realizarse a través de la información contenida en las declaraciones mensuales tributarias -retenciones e IVA fundamentalmente- que vienen obligadas a realizar las empresas que facturan anualmente más de seis millones de euros. Es cierto que los datos observados no se refieren a la totalidad de las empresas, pero incorporan un nivel de significación estadístico ciertamente considerable. En el caso concreto de la construcción, aunque las empresas con facturación superior al límite expuesto sean tan sólo un 0,6% de las del sector, sus ventas representan el 43% de la facturación sectorial.

Lejos de agotarse, el impulso de la obra pública parece en clara consolidación, en parte gracias a los nuevos mecanismos de financiación

Pues bien, en el primer semestre de 2006 las ventas del conjunto citado de las empresas constructoras han crecido un 11,6% respecto del mismo periodo del año anterior, porcentaje en sí mismo elevado. Los datos de la serie temporal son ciertamente reveladores, toda vez que en 2005 el crecimiento respecto a 2004 fue el 8,1%; el de 2004 sobre 2003, el 1,1%; el de 2003 frente a 2002, el 11,6%, y el de 2002 más que el de 2001 fue del 6,9%. Además, en los seis primeros meses del presente año ha habido meses-pico con crecimientos espectaculares respecto al mismo mes de 2005 -23,5% en marzo, 16,5% en junio-.

La observación de los datos referidos a empleo lleva a conclusiones análogas. En la primera mitad de 2006, las empresas constructoras -nos seguimos refiriendo a las que facturan más de seis millones de euros- han aumentado un 5,5% su volumen de trabajadores, superando así su ritmo de crecimiento -3,2% en 2005, 0% en 2004, 0,5% en 2003, 2,1% en 2002-. De nuevo existen determinados meses con un comportamiento especialmente positivo. Es el caso de enero (6,3%) o de marzo (6,6%).

Si se completan los datos expuestos con los propios de un análisis cross-section, se puede observar que el dinamismo de la construcción está por encima del conjunto de la economía española y, en general, del correspondiente a los restantes sectores económicos.

Así, en el semestre analizado el crecimiento de las ventas de las empresas constructoras supera a la media correspondiente al conjunto de las empresas españolas -11,6% frente a 9,7%, siempre referido a aquellas cuya facturación excede la cifra de esos seis millones de euros-. A su vez, supera al crecimiento de prácticamente todos los sectores: comercio, hostelería, transportes, comunicaciones, servicios e industria (excluido energía y agua).

Por su parte, el citado 5,5% de aumento en el número de trabajadores de las empresas constructoras también supera con nitidez al aumento habido en el conjunto de las empresas españolas (3,7%), siendo el segundo sector más dinámico en este punto, tan sólo superado por el sector servicios.

Por último, en el importe de las remuneraciones pagadas por las empresas constructoras también está a la cabeza de los diversos sectores, pues con un crecimiento del 10,8% supera ampliamente a la media española (7,7%).

Contrastado el vigor actual del sector de la construcción, señalaremos que existen factores que favorecen su prolongación. Es el caso del impulso que recibe de la obra pública que, lejos de agostarse y en parte gracias a los nuevos mecanismos de financiación extrapresupuestaria, parece en clara consolidación. Y ello tanto en el ámbito estatal, con planes como el PEIT -Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte 2005-2020-, como en el plano autonómico, con ejemplos tan significativos como el de la Comunidad Autónoma de Madrid.

A su vez, y en lo que respecta a la demanda privada, cuestiones como la constante necesidad de vivienda originada por la presión demográfica vinculada al flujo migratorio también aporta buenas perspectivas para el sector de la construcción.

Es cierto que las alzas de los tipos de interés constituyen una relativa amenaza para el sector. Pero en la medida en que las subidas no sean desorbitadas, y que el sistema crediticio sepa responder -como en el pasado inmediato- innovando en las modalidades de crédito, el efecto de la amenaza se quedaría en moderar la expansión futura del sector.

Ex presidente de la SEPI, consejero-asesor de DTZ Asesores Inmobiliarios y consejero de Copisa

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