Fomento ultima los concursos para rehacer las autovías antiguas
Las constructoras y las empresas de ingeniería ya tienen preparados al menos 15 consorcios para pujar por la gran reforma de las autovías más antiguas de la red, un nuevo y jugoso negocio. En octubre, el Ministerio de Fomento empezará a sacar a concurso la primera fase: 16 tramos por 3.671 millones.
Es el concurso estrella de las carreteras que generará un provechoso negocio para las constructoras y sus empresas de conservación de estas vías durante los próximos 20 años. Fuentes conocedoras del calendario señalan que Fomento comenzará en octubre a licitar la primera fase para reformar, conservar y explotar 1.500 kilómetros de las primeras autovías que se construyeron: la A-1 Madrid-Irún, A-2 Madrid-Barcelona, A-3 Madrid-Valencia y la A-4 Madrid-Córdoba.
Ya tiene los contratos tipo (pliegos) listos de un total de 16 tramos de la veintena que conformará el plan y los que saldrán primero a licitación sólo están a falta del visto bueno del Ministerio de Hacienda, confirma Fomento. En julio, ya obtuvieron el informe necesario del Abogado del Estado, explican fuentes del sector. Y han podido salvar el requisito normalmente preceptivo de la declaración de impacto medioambiental (DIA), lo que ha permitido agilizar los trámites de un concurso que las empresas esperaban ya para antes del verano, según les había comunicado Fomento. El compromiso ahora era para otoño.
Los primeros serán tramos de entre 85 millones y 415 millones de presupuesto de las autovías A-1, A-2, A-3, A-31 (a Alicante) y A-4 (ver gráfico adjunto). Como consta en el BOE, entre marzo y abril, el ministerio aprobó los estudios de viabilidad y los anteproyectos, pasos previos a la licitación
En octubre empezarán a licitarse las obras de los primeros tramos
Las entradas a Madrid de las carreteras de Burgos, Barcelona y Córdoba se verán afectadas por estas obras de reforma y conservación. Según las fechas aproximadas que maneja el sector, 11 de los tramos se adjudicarán en el primer trimestre del próximo año. Al menos 15 consorcios de unas 40 constructoras, empresas de conservación de carreteras (las mayores en manos de las primeras) e ingenierías están dispuestos a pujar por todos los tramos.
Lo novedoso es que no se licitará como una concesión convencional de obras sino como un servicio por el que el ministerio que dirige Magdalena Álvarez pagará un canon variable según unos parámetros de calidad que las empresas no podrán saltarse. Es una especie de peaje en sombra por el que el usuario de las autovías no paga directamente a la adjudicataria, como en las autopistas, sino a través de la Administración, que es la que abona un canon totalmente variable.
Es el sistema que ha diseñado Fomento para trasladar el riesgo de la actividad a las empresas, lo que le permite no computar los pagos como deuda y cumplir así con los mandamientos de la Comisión Europea sobre el déficit. No ha sido el caso del Ayuntamiento de Madrid, que dirige Alberto Ruiz-Gallardón, que no ha logrado el visto bueno en un sistema similar para no contabilizar la cuantiosa reforma de la circunvalación M-30. Paga un canon fijo anual y otro variable a las adjudicatarias de la gestión, ACS y Ferrovial.
Ingresos más altos
Para las compañías, el nuevo negocio de las autovías será mucho mayor en comparación con los pequeños y dispersos contratos de conservación que existen ahora. Con los nuevos concursos, los 1.500 kilómetros se dividen en una veintena de tramos más amplios, de unos 100 kilómetros, con lo que los ingresos serán más altos.
Aunque para lograr el canon máximo, las empresas tendrán que cumplir unos requisitos muy estrictos, como adelantó Cinco Días en abril. Recibirán un canon mensual durante 20 años ligado al tráfico de la vía que se corregirá al alza o a la baja según el grado de cumplimiento de las condiciones, desde la retirada inmediata de la calzada de objetos que supongan peligro hasta la actuación de equipos de emergencia o extinción de incendios, pasando por la señalización o la ventilación de túneles.
Tiempo para poder prepararse
El reclamo del nuevo negocio es fuerte. Unos 5.000 millones calcula Fomento que costará reformar 2.000 kilómetros de autovías antiguas, las llamadas de primera generación. Y el grueso, 3.671 millones, se adjudicará entre el próximo año y el primer trimestre de 2008, estima el sector. Para la segunda fase esperan unos cinco tramos que tendrán que recibir la declaración de impacto medioambiental y luego llegará el turno de las carreteras menos necesitadas de renovación, la A-5 Madrid-Badajoz, y la A-6 Madrid-La Coruña.No es de extrañar que ante el nuevo negocio las empresas interesadas hayan hecho sus estudios sobre el estado de las autovías. En el sector, las principales compañías son filiales de las grandes constructoras: API (de ACS) Grupisa (Ferrovial), Matinsa (FCC), Acciona Mantenimiento, Valoriza Conservación (Sacyr) o Elsan-Pacsa (OHL). Aunque figuran también divisiones de constructoras medianas y empresas especializadas independientes.La mayoría de las compañías están integradas en la Asociación de Empresas de Conservación y Explotación de Infraestructuras (Acex). Su director gerente, Rodolfo Sáenz de Ugarte, valora muy positivamente la oportunidad de negocio que se abre con la reforma de las autovías. Pero apunta que 'será más complejo de gestionar' frente a los actuales contratos de simple conservación de carreteras.'Nos jugamos mucho', añade, y por eso pide a Fomento un margen de tiempo, 'al menos una semana', para poder examinar los contratos tipo (pliegos) antes de que el ministerio apruebe el concurso.