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Columna
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El déficit exterior

La necesidad de financiación de la economía española ha sido siempre un condicionante para nuestro crecimiento. El déficit exterior en su conjunto equivale a la necesidad de financiación de los sectores institucionales de la economía española (Administraciones públicas, empresas no financieras, instituciones financieras y hogares), poniendo de manifiesto que existe un exceso de inversión sobre la suma del ahorro nacional y las transferencias netas de capital recibidas.

Después del ingreso de España en la Unión Monetaria, las cuentas con el exterior estaban prácticamente equilibradas: en 1998 la necesidad de financiación fue del 0,1% del PIB. Los sectores institucionales presentaron el siguiente comportamiento: hogares e instituciones financieras tuvieron capacidad de financiación del +3,2% y +1,1% respectivamente, en tanto que las Administraciones públicas y las sociedades no financieras tuvieron necesidad de financiación del -3% y -1,4% del PIB, respectivamente. A partir de entonces la necesidad de financiación fue creciente (excepto en 2002 y 2003 que se ralentizó), en el último bienio 2004-2005 la necesidad de financiación de la economía española se ha disparado: 4,8% y 6,5% del PIB respectivamente. En estos dos últimos años los hogares han tenido un fuerte cambio en su comportamiento, pasando a tener necesidad de financiación del 0,6% y 1,4% del PIB respectivamente; y las sociedades no financieras han disparado su necesidad de financiación en 2005, alcanzando el 7,1% del PIB.

La expansión de la inversión y la fuerte caída del ahorro han llevado a la economía a un alto nivel de endeudamiento con el exterior, que ha alcanzado en 2005 en términos de sotck 1,5 billones de euros, el 170% del PIB. Si de dicho importe descontamos las inversiones de España en el exterior, que en términos de stock ascendían a finales de 2005 a 1,1 billones de euros (124,1% del PIB), resulta una posición deudora neta de España de 422.000 millones de euros, que supone el 46,9% del PIB, 3,6 puntos porcentuales por encima del nivel de 2004, un porcentaje muy preocupante. En Estados Unidos dicho porcentaje fue en 2004 la mitad del de España (22,4%), en el Reino Unido del 13,2% y en Italia de 7,4%; la Unión Monetaria Europea tiene un porcentaje muy pequeño de saldo deudor neto; Alemania, Francia y Bélgica tienen posiciones acreedoras netas con el resto del mundo.

Se pone de manifiesto el espectacular cambio de la balanza comercial por la pérdida de competitividad de la economía

Por tipos de operaciones, la de bienes y servicios (balanza comercial y de servicios) incidió en 2005 en el déficit exterior en 46.334,8 millones de euros, con un aumento del 45% sobre 2004, la balanza de rentas incidió también negativamente en el déficit exterior en 17.208 millones de euros (aumento del 42%), la balanza de transferencias corrientes tuvo también una incidencia negativa de 3.084,3 millones de euros (aumento de casi el 3.000%), y la balanza de capital, casi en su totalidad transferencias, procedentes de la Unión Europea, tuvieron un efecto positivo en la necesidad de financiación de 7.972 millones de euros (disminución del 5% sobre 2004). Lo expuesto pone de manifiesto el espectacular cambio de la balanza comercial a consecuencia de la pérdida de competitividad de nuestra economía.

Las operaciones no financieras de la economía española dieron lugar el pasado año a una necesidad de financiación de 58.462 millones de euros (6,5% del PIB) con aumento del 45,9% con respecto a 2004, que a su vez creció el 70% sobre 2003.

Las Balanzas de Pagos son elaboradas por el Banco de España siguiendo las directrices del Fondo Monetario Internacional; aunque las transacciones deben registrarse aplicando el principio de devengo, es decir en el momento en que se crea, transforma, transfiere o extingue un valor económico, sin embargo resulta difícil y costosa su aplicación, por lo que muchas operaciones se registran en el momento en que se originan los cobros y los pagos. Ello da lugar a diferencias entre la necesidad de financiación de la Contabilidad Nacional y el resultado de la Balanza de Pagos, que en su mayor parte proviene de la utilización del criterio de caja en lugar del de devengo. Tales diferencias aparecen en la Balanza de Pagos bajo la rúbrica 'errores y omisiones'.

En el período 2002-2005 las inversiones directas netas del exterior continuaron la senda decreciente iniciada en 2001, ascendiendo en 2005 a 18.481,4 millones de euros, mientras que en 2002 fueron de 41.666,4 millones de euros. Por el contrario, las inversiones de cartera del exterior alcanzaron en 2005 un importe de 136.604,5 millones de euros (15% del PIB) que casi cuadruplicó las entradas de 2002, con una tendencia creciente durante todo el período. Por último, las otras inversiones del exterior en España (fundamentalmente préstamos, depósitos y repos) ascendieron en 2005 a 62.857,1 millones de euros, que casi duplicaron las de 2002. El espectacular cambio en la balanza comercial y el fuerte aumento de la demanda de vivienda por las familias ha dado un vuelco a la estructura de financiación del déficit exterior.

Llegado este momento, la pregunta que nos hacemos es si, dado el rápido desequilibrio del déficit exterior y su previsible evolución, será sostenible en el futuro su financiación o si por el contrario, al estar dentro de la Unión Monetaria, no debe preocuparnos esta cuestión. Pero éste es otro tema que abordaremos en otra ocasión.

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