Las varas de medir de la CE
La Comisión Europea ha notificado al Gobierno su rechazo a las 19 condiciones impuestas por la Comisión de la Energía para autorizar la opa de Eon sobre Endesa. El Ejecutivo europeo ataca esos requisitos con una dureza que ha sorprendido al Gobierno. De hecho, el sí condicionado a la oferta del grupo alemán no era una posición compartida por todo el equipo de Rodríguez Zapatero, ya que algunos sectores defendieron el veto hasta el último minuto. La presión ejercida por Bruselas y Alemania y la convicción de que no controlaba el consejo de la CNE, llevaron al Gobierno a optar por una autorización conciliadora que permite a Eon entrar en el mercado eléctrico español y hacerse con el control de todos los activos de Endesa en América Latina y en Europa. El dictamen del regulador sólo quita a los alemanes un 30% de la potencia instalada de Endesa en España, aunque supone su despiece.
Ante un bocado semejante para una empresa de un sector donde los mercados nacionales están cerrados a cal y canto, sorprende la posición beligerante de la carta de Bruselas al Gobierno español, más propia de una respuesta a un veto que a una autorización condicionada. La Comisión alega que la UE es competente en materia de seguridad nuclear por lo que Eon bien puede comprar las centrales de Endesa. Algo más teórico que práctico y que España podrá fácilmente desmontar en la respuesta que está elaborando. Además ataca el derecho de veto a la reventa de Endesa a un tercero, cuando mantiene un sonoro silencio sobre el derecho idéntico que tiene el Gobierno alemán sobre la filial de Eon, Ruhrgas. Es de esperar que la agresividad de la carta de Bruselas sea sólo una demostración de fuerza ante una negociación de la que se derive, al menos, el fin del conflicto que dura ya un año.