Aunque se desacelera el empleo, baja el paro
Según la encuesta de población activa (EPA) del segundo trimestre, el empleo ha aumentado en términos intertrimestrales en casi trescientas mil personas (293.000), lo que, al compensar el incremento de la población activa, ha supuesto un descenso del paro de casi cien mil personas (98.800). Con cifras desestacionalizadas, el aumento del empleo se convierte en casi doscientos mil (194.200) y el descenso del paro en menos de cuarenta mil (36.800).
Si, en vez de las variaciones intertrimestrales, se consideran las interanuales (respecto al mismo trimestre del año anterior), el empleo creció en el segundo trimestre en ochocientas mil personas y el paro descendió en algo más de cien mil.
En términos relativos, el aumento interanual del empleo en el segundo trimestre ascendió al 4,2%, crecimiento muy elevado, si se tiene en cuenta que el aumento del PIB real se sitúa en torno al 3,5%, aunque dicho crecimiento, en comparación con el primer trimestre, representó una desaceleración de siete décimas. Como el crecimiento de la población activa ha sido muy inferior, el 3,3%, lo que supone una desaceleración respecto al trimestre precedente de tres décimas, el paro se redujo, en términos interanuales, el 5,5%. Pese a ello, como la desaceleración del empleo fue más intensa que la de la población activa, la tasa de descenso del paro se amortiguó en 2,3 puntos en relación con la del segundo trimestre.
Como consecuencia de la evolución del paro y la población activa, la tasa de paro (porcentaje sobre la población activa) se sitúa en el 8,5 %, seis décimas menos que en el trimestre previo y ocho décimas por debajo que un año antes. Esta tasa de paro es la más baja desde el segundo trimestre de 1979, con la única excepción del tercer trimestre de 2005, en el que se situó en el 8,4%.
Si se utiliza la tasa de paro armonizada por Eurostat, que permite realizar comparaciones internacionales y que se calcula mensualmente con datos desestacionalizados con base en las encuestas trimestrales de población activa de cada país de la Unión Europea (UE) y las variaciones mensuales del paro registrado también de cada país, la tasa de paro de España ascendía en junio, último mes para el que se dispone de esta información, al 8,3%, cifra superior en cinco décimas a la del conjunto de la zona del euro y en sólo dos décimas a la del promedio de la UE-25. La tasa de paro española, que durante muchos años ha sido la más elevada de la UE, ahora es inferior a la de Bélgica, Malta, Francia, Grecia, Eslovaquia y Polonia.
Centrándonos en la evolución interanual del empleo, su desaceleración en el segundo trimestre se concentra, desde el punto de vista sectorial, en los servicios, ya que se acelera en la industria y la construcción y se amortigua el ritmo de descenso en la agricultura. Desde la perspectiva de la situación profesional, la evolución del empleo se explica por la desaceleración de los asalariados, que contrasta con la notable aceleración de los no asalariados. Dentro de los asalariados, aunque el empleo se desacelera tanto entre los indefinidos como entre los temporales, la tasa de temporalidad (porcentaje de asalariados con contratos temporales) aumenta, como ocurre habitualmente en los segundos trimestres del año, del 33,3% al 34,4%, la tasa más alta desde el cuarto trimestre de 1995, con la única excepción del tercer trimestre de 2005.
Este aumento de la tasa de temporalidad se explica por el descenso intertrimestral que se produce en el empleo de los asalariados indefinidos (22.300) en el segundo trimestre, algo que no ocurría desde el tercer trimestre de 1994, y que contrasta con el importante aumento (244.900) de los temporales. Este descenso del empleo de los asalariados indefinidos, paralelo al que se ha producido en el segundo trimestre en los contratos indefinidos registrados en las oficinas públicas de empleo (31.500 contratos menos), se ha podido ver inducido por las expectativas creadas por el nuevo sistema de incentivos económicos a la contratación indefinida acordado en la nueva reforma laboral que ha entrado en vigor el 1 de julio y que tiene como objetivo prioritario, precisamente, reducir la temporalidad.
En resumen, según la EPA del segundo trimestre, se sigue produciendo, a pesar de su desaceleración, un notable incremento del empleo, muy superior al aumento de la población activa, lo que justifica el descenso de la tasa de paro, que la sitúa a niveles desconocidos desde 1979. Por otra parte, el aspecto menos favorable de la evolución reciente del mercado de trabajo, el aumento de la tasa de temporalidad, que, en parte, ha podido deberse al retraso en la contratación indefinida producido como consecuencia de las expectativas creadas por la nueva reforma laboral, es de esperar que se corrija a partir de la entrada en vigor de dicha reforma, como así parece indicar el sustancial incremento que ha tenido lugar en julio en los contratos registrados indefinidos en las oficinas públicas de empleo, sobre todo de los procedentes de conversiones de temporales.