10.000 títulos de zarzuela para alquilar
En el año del centenario de Vicente Martín y Soler, la Bampton Classical Opera ha tocado la partitura de La Capricciosa Corretta. En mayo y junio pasados, el Theater St. Gallen (Suiza) ha puesto en escena Doña Francisquita de Amadeo Vives. El próximo año, esta zarzuela subirá al escenario del Théâtre du Capitole de Toulouse, mientras que Les Compagnons du théâtre planea llevar en abril Pan y toros de Barbieri a Castres, también en Francia. El interés por la zarzuela en el extranjero es síntoma de la buena salud que goza el género chico, asegura María Luz González Peña, directora de Cedoa, el Centro de Documentación y Archivo de la SGAE.
Por aquí pasan las peticiones de compañías y teatros de todo el mundo para interpretar las obras españolas de zarzuela. En su archivo hay unos 10.000 títulos de zarzuela, de ellos, aproximadamente 2.000 son partituras originales, el resto son materiales de zarzuela o partichelas. Las más antiguas, de 1850, de autores como Barbieri o Arrieta; la más moderna, de los años 70, Los Vagabundos, de Manuel Moreno Buendía.
El Cedoa funciona como enlace entre el autor y el intérprete. El cliente solicita una obra en alquiler por un tiempo determinado y luego la devuelve. 'Los materiales van y vuelven, pero siempre están aquí', explica su directora. El precio del alquiler depende de muchas cosas, por ejemplo, una representación escénica encarece el precio, también tocar la partitura en Europa es más caro que en Iberoamérica, ya que se tiene en cuenta el menor poder adquisitivo de éstos países. María Luz González Peña habla de un alquiler medio de entre 100 y 270 euros por función que, en cualquier caso, precisa, no cubre la confección de los materiales. En el caso de las antologías, muy demandadas, el precio se eleva a 800 euros.
En Cedoa confeccionan los materiales que necesita la orquesta, lo que cada instrumentista tiene que tocar. Se utiliza un papel con medidas especiales, parecidas al tamaño de una partitura, y un color pensado para que no haga daño a los músicos.
En zarzuela, unas obras gozan de mayor aceptación que otras. La boda de Luis Alonso, que se ha podido ver hasta el 23 de julio en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, La Tabernera del puerto, Doña Francisquita o Los Gavilanes son fijos en el repertorio. A veces, a Cedoa han llegado peticiones de alquiler de obras cuando las partituras todavía no habían sido devueltas por el anterior cliente. De ahí el interés de la entidad por impulsar la difusión de obras menos conocidas. El 250 aniversario del nacimiento de Arriaga ha contribuido a cambiar el repertorio, recuerda María Luz González Peña.
Las obras se archivan, se mantienen y también se recuperan -154 en el último año-. También se han realizado materiales de orquesta de algunas obras que sólo contaban con partitura y no se podían interpretar.
El archivo se compone además de obras sinfónicas, que no paran de crecer: cada semana llegan entre 100 y 150 partituras que suman ya 24.000. La obra lírica y sinfónica, junto con la biblioteca del centro, en la que destaca la colección de obras de teatro de los siglos XIX y mediados del XX (23.000), puede ser consultada por investigadores y público en general de forma gratuita.
El legado de Ruperto Chapí
Algunas de las partituras del archivo de Cedoa son auténticos tesoros, conservados en una caja fuerte. Sorprenden las de El rey que rabió, de Ruperto Chapí, con letras dibujadas por el compositor que, al igual que Bretón (La verbena de la Paloma), era un artista; la de La Gran Vía, de Federico Chueca, de 1886, o Robinson, zarzuela bufa firmada por Barbieri, que procedía de los fondos del editor Fiscowich. La base del archivo actual de Cedoa es el que aportó Chapí, junto con Sinesio Delgado, fundador en 1899 de la Sociedad de Autores Españoles (SAE), germen de la actual SGAE. El compositor y el dramaturgo luchaban por los derechos de los autores, frente a los editores, entre los que destacaba Florencio Fiscowich. Un paso importante para la constitución de la SAE fue el archivo musical de Chapí, al que se fueron uniendo las obras de los autores asociados y también el archivo de Fiscowich. Los fondos se han enriquecido con el tiempo con las partituras editadas por la Unión Musical Española (unas 30.000), legadas al Instituto Complutense de Ciencias Musicales (Iccmu), que se hallan en depósito en la sede de la SGAE. Hay también más de 30.000 libretos catalogados, 5.000 fotografías de compositores, autores y cantantes, y varios legados de compositores.