La producción del grupo vasco Irizar va sobre ruedas
Los autobuses carrozados por la cooperativa guipuzcoana Irizar recorren las carreteras de cuatro continentes, los mismos donde se ubican alguna de sus siete plantas. Creada en 1889, ha pasado por diferentes etapas. En 1991, tras una crisis, aprieta el acelerador e inicia su crecimiento
Misión es una palabra que ha calado en el grupo Irizar, una compañía guipuzcoana dedicada a carrozar autocares interurbanos y también urbanos, aunque estos últimos en menor medida. En la firma integrada en Mondragón Corporativa (MCC), se han encargado de aplicar lo que ellos llaman 'un proyecto empresarial basado en las personas'. Esta idea, que ha dado sus buenos resultados, la están extendiendo a otras empresas casi en una labor de misioneros y supone la puesta en marcha de un sistema de autogestión y participación para buscar la 'excelencia empresarial'. ¿Y cómo se encuentra esa excelencia? Para ellos es bien sencillo. Hay que dar continuamente satisfacción a los clientes, personas, colaboradores externos y sociedad para posibilitar un crecimiento que genere riqueza y nuevos empleos.
Pero el recorrido hasta conseguir este objetivo no ha sido fácil. Irizar se creó que 1889. La firma guipuzcoana, que ha carrozado a lo largo de su historia desde autocares hasta un modelo de Lamborghini adaptado para circular por los arenales del desierto, comenzó su actual despegue en 1991. Aquel año, los rectores del grupo cooperativo Mondragón comisionaron a Koldo Saratxaga para que acudiera al rescate de una compañía cuyos problemas le habían convertido primero en cooperativa buscando su supervivencia y, después, en una sociedad en crisis.
Saratxaga, un gestor inasequible al desaliento, ya había dejado su impronta en otras cooperativas a las que había dado la vuelta a su balance y a su cuenta de resultados. Su receta, según cuentan desde Irizar, se fundamentó en el trabajo en equipo, en la confianza y las posibilidades de los trabajadores y la empresa, en una fuerte labor comercial y de gestión interna y en un régimen de trabajo con tildes autogestionarios donde cada uno sabe lo que debe hacer y hasta dónde llegan sus responsabilidades.
El ideario de Saratxaga, que una vez jubilado anticipadamente en Irizar les apoya realizando labores de consultor, lo resume con sencillez Andoni Etxebarrieta, coordinador general de la sociedad con sede en Ormaiztegui (Guipúzcoa). 'Nosotros, por ejemplo, no realizamos planes estratégicos -asegura Etxebarrieta-, sino que desarrollamos ideas estratégicas'. Dicho así, y vista la evolución de la empresa, utilizando su aplicación parece muy simple. Pero detrás de esta idea se esconde un buen número de reuniones en un debate compartido por toda la plantilla que discurre entre septiembre y noviembre de cada ejercicio y donde se alumbran los planes de trabajo que se deberán implantar. Además, un día al año la planta de Ormaiztegui, la más importante del grupo, se cierra y sus 700 socios propietarios se reúnen en el Palacio de Congresos del Kursaal de San Sebastián en un proceso de reflexión estratégica. Etxebarrieta afirma que en Irizar se funciona con grupos autónomos autogestionados donde no hay un control horario 'porque se trabaja en equipo'. Si surgen conflictos, se acude al coordinador de equipos y posteriormente al coordinador de personas para resolver la situación. 'No tenemos guerras internas como ocurre en otras compañías', sentencia el actual responsable de Irizar.
Sus ideas se extienden más allá de la fábrica. En Ormaiztegui todos los meses hay una jornada de puertas abiertas para explicar sus métodos y sus reflexiones de cómo debe funcionar una empresa de éxito. Además, y dentro del mundo cooperativo, han creado el Modelo Goikide, junto con Ampo y Urola, casualmente las empresas de economía social que han sido gestionadas por Saratxaga y su equipo. A este modelo están a punto de incorporarse otras sociedades como Danona y Estarta.
Que la fórmula de Irizar debe ser buena dan fe sus resultados. De una sociedad en crisis se ha pasado a un grupo con empresas en España, Marruecos, Sudáfrica, India, China, México y Brasil. En sus plantas del exterior cuentan con ejecutivos locales a los que han imbuido de su filosofía empresarial. Esta estrategia comenzará también a funcionar en breve en China, donde ubicó en 1995 su primera factoría en el extranjero, tras realizar un cambio de socios locales.
Una parte del éxito de Irizar, por lo menos en lo que a su crecimiento en los mercados europeos se refiere, es la colaboración con Scania. En 1994 comienzan su andadura y en 2003 Irizar sella un acuerdo marco con el fabricante sueco, lo que les permite ofrecer un producto y servicio de distribución completo en el mercado. Así Scania suministra el bastidor e Irizar lo carroza.
La fábrica de ideas 'estratégicas' no para en Irizar y el futuro más inmediato ya está definido. El objetivo es entrar en el mercado del este de Europa de la mano de un socio local, conseguir un acuerdo en EE UU con un fabricante de chasis norteamericano, realizar importantes inversiones este ejercicio y el próximo en sus plantas en el exterior para producir unos 17 autocares al día de diferentes modelos.