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Hoteles

Sol Meliá se reorganiza para potenciar el negocio inmobiliario

La cadena hotelera Sol Meliá acaba de ordenar sus negocios a fin de potenciar la rotación de activos y el negocio inmobiliario. El pasado año, la compañía presidida por la familia Escarrer anunció su pretensión de comprar terrenos estratégicos para desarrollar diferentes proyectos: hoteles, fórmulas de propiedad compartida, campos de golf y promociones residenciales.

Sol Meliá ha incorporado al anterior director expansión de las cadenas hoteleras Riu e Iberostar, Francisco Albertí, como nuevo responsable de expansión inmobiliaria del grupo, según fuentes de la empresa. Este fichaje refuerza la política de crecimiento de la hotelera a través de la adquisición de inmuebles .

'Sol Meliá seguirá deshaciéndose de los activos que no sean rentables, pero adquirirá terrenos en diferentes puntos del Caribe, América y Europa que sean aptos para desarrollar todas sus actividades', señalaron fuentes de la cadena.

La compañía hotelera mallorquina completa así su enfoque de gestión patrimonial trazando tres líneas directivas. Ángel Palomino tendrá bajo su mando la gestión, alquiler y franquicia para reforzar el crecimiento de las marcas y Carlos Horno se responsabilizará de la gestión de activos (rotación, rentabilidad de metros cuadrados de los hoteles y otras líneas de negocio).

Desinversiones

El año pasado, Sol Meliá vendía por 34 millones de euros el Hotel Cristina en Gran Canaria. Recientemente, anunció la venta del Hotel Meliá Tamarindos en la misma provincia, por más de 50 millones de euros. A su vez, se desprendió del hotel Rey Don Jaime en Valencia por 42 millones de euros. Pero también en los últimos meses la cadena mallorquina ha acometido varias inversiones en diferentes partes de América (Cuba, República Dominicana ) y Europa.

Sol Meliá obtuvo un beneficio neto atribuible de 22,32 millones de euros en el primer trimestre del año, lo que representa un incremento del 52,6% en relación al mismo periodo del ejercicio anterior, gracias fundamentalmente a una mejora de la actividad hotelera del negocio urbano pero también a los ingresos extraordinarios, precisamente derivados de su política de desinversión inmobiliaria.

El grupo de la familia Escarrer redujo, no obstante, un 0,6% su beneficio neto de explotación (Ebit) hasta marzo, situándolo en 43,2 millones. Su facturación trimestral se elevó un 4,3%, alcanzando una cifra de negocio de 273,5 millones de euros. El grupo logró un beneficio neto trimestral de 22,3 millones, lo que supone un alza del 52,6%.

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