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Tribuna
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Industria cerámica y política medioambiental

La industria cerámica española agrupada en Hispalyt, 300 empresas que emplean a 12.500 personas, ha asumido plenamente el compromiso con la sostenibilidad medioambiental hasta el punto de haberlo convertido, desde hace casi una década, en uno de los elementos prioritarios de la gestión en cada una de las empresas asociadas.

Evidentemente, el esfuerzo realizado se ha traducido en una industria más limpia que, a día de hoy, ya cumple con las exigencias del Protocolo de Kioto. Pero, como no podía ser de otro modo, nuestra organización sigue trabajando para poder extender las políticas de responsabilidad medioambiental a la totalidad del tejido industrial cerámico español. Es fácil imaginar que en un sector tan atomizado como el nuestro, el nivel de compromiso difiere entre compañías y, por tanto, nuestro gran objetivo es conseguir que las empresas pequeñas y medianas puedan también acometer las inversiones medioambientales necesarias. Para lograrlo, creemos indispensable que todos los agentes implicados en el tema -Administraciones públicas, empresarios y profesionales del medio ambiente- colaboremos para crear las condiciones que lo faciliten.

En los últimos años, la industria cerámica ha impulsado y seguirá impulsando medidas concretas de responsabilidad medioambiental orientadas principalmente a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera que, por otro lado, son inevitables por las características del proceso de cocción de las arcillas. En conjunto, se han llevado a cabo importantes inversiones -más de 200 millones de euros- en el bienio 2004-2005.

Estas inversiones han permitido, por un lado, mejorar la eficiencia energética de los centros fabriles para reducir el consumo global de combustible en la fabricación y, por otro lado, se han modificado los equipos que aportan la energía térmica al proceso para conseguir que el gas natural se convierta en el primer combustible de nuestra industria, ya que es más limpio y ecológico que otros utilizados en el pasado. En esta línea de mejora energética también se han puesto en marcha numerosas estaciones de cogeneración, que permiten generar energía eléctrica y devolver el excedente a la cadena de suministro. Traducido en cifras, desde 1990 hemos conseguido reducir en un 18% las emisiones específicas, a pesar de que la producción ha aumentado un 77% en el mismo periodo.

Debemos seguir progresando en esta línea y para ello es imprescindible, por ejemplo, que exista una regulación adecuada a nivel nacional que promueva la instalación de estaciones de cogeneración. También sería deseable que las canalizaciones de gas natural llegaran a todo el territorio español para que todas las empresas pudieran beneficiarse de un combustible más ecológico.

Sin embargo, también sabemos de la dificultad del empeño, por lo que seguimos analizando nuevas alternativas energéticas, un esfuerzo en innovación que es muy importante que siga contando con beneficios fiscales. Ese es un gran reto de la industria cerámica pero también para el conjunto del país, ya que las políticas energéticas están en el centro del debate por su carácter estratégico para el futuro de la economía española.

No hay que olvidar que el sector cerámico es sólo uno de los que están directamente afectados por las políticas derivadas de los compromisos adquiridos en el Protocolo de Kioto. Recientemente, el Ministerio de Medio Ambiente ha avanzado datos oficiales en los que certifica que la industria ha saldado el año 2005 con un superávit de derechos, concretamente de 2,72 millones de toneladas de CO2. Este saldo positivo incluye al sector cerámico pero también al papelero, petrolero o siderúrgico, entre otros.

En definitiva, las cifras demuestran que la industria cerámica ha sabido responder plenamente a la exigencia medioambiental, por imperativos empresariales y legales, y también sociales ya que los consumidores son cada vez más conscientes de la importancia que tiene el respeto a nuestro entorno natural. En el futuro vamos a seguir impulsando nuevas actuaciones, investigando para mejorar la eficiencia energética de nuestras plantas y, por supuesto, sumando a todos los fabricantes al carro del compromiso sostenible porque es nuestra mejor garantía para la competitividad futura del sector.

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