Clima político y economía
En las últimas semanas se han abierto dos procesos que pueden contribuir de forma importante a la mejora del clima en el que se desenvuelve la vida empresarial, procesos que han experimentado una paso adelante en la semana que ahora acaba. Por un lado, se vislumbra una posibilidad de terminar con un doloroso proceso de muerte, violencia y extorsión que ha acompañado la corta vida democrática de nuestro país. Por otro, la Administración de Justicia, que no es precisamente la institución mejor valorada por los empresarios españoles (ver La Justicia y los empresarios, del pasado 17 de junio, en estas mismas páginas), sigue avanzando en la persecución de una trama de perversión política y empresarial en el sur de España.
Las consecuencias para la vida económica y empresarial del fin de la violencia en el País Vaso serían muy positivas para la normalización empresarial de una parte de España que, pese al ambiente enrarecido en el que se ha desenvuelto en los últimos 30 años, ha puesto de manifiesto un apreciable potencial.
El ambiente enrarecido ha sido fundamentalmente la consecuencia de la violencia y la extorsión presente en la vida vasca, pero también de la fractura civil que se ha producido, por las limitaciones a la libertad que han vivido una buena parte de la sociedad vasca y por la ambigüedad con la que se han manifestado algunos de los poderes públicos. Pese a ello la vida empresarial vasca no ha sido en absoluto un erial.
Si se produjera el fin de la violencia y la extorsión y se avanzara en superar la fractura civil, la vida empresarial vasca adquiriría mayor dinamismo
Hay que esperar que si se produjera el fin de la violencia y la extorsión y se avanzara en la superación de la fractura civil (a lo que el Gobierno vasco podría, si se lo propusiera, contribuir decisivamente), la vida empresarial vasca adquiriría un mayor dinamismo, lo que contribuiría a su vez a dinamizar el conjunto de la economía española por sus obvias interrelaciones.
Pero el proceso no va a ser ni fácil ni breve, por diversos motivos. El principal porque un actor fundamental del proceso es una banda con una lógica perversa, bien diferente de la que siguen el resto de las organizaciones políticas vascas y del resto de España. También porque sigue habiendo demasiadas banderas desplegadas y la historia de los últimos siglos nos enseña que, en ese contexto, es más frecuente recurrir al uso del asta de la bandera para atizar al adversario que utilizar la discusión y el compromiso para resolver los conflictos.
Pasando a los acontecimientos judiciales de la provincia de Málaga, éstos pueden suponer el principio del fin de la impunidad en las relaciones entre gobiernos locales y enriquecedores, que no creadores de riqueza. El daño que ese estado de cosas, que no parece privativo del municipio de la Costa del Sol en donde la Justicia está operando, causa a la vida económica de la región y de toda España es enorme. Daño probablemente mayor que el medioambiental, que resulta bien evidente.
La connivencia entre los gestores del poder municipal y el grupo de ciudadanos que se enriquecen gracias al favor -seguramente bien retribuido y siempre ilegal- de esos gestores consolida un clima de desprecio del Estado de Derecho, en donde la actividad económica creadora de riqueza resulta asfixiada. Genera, por otra parte, modelos sociales aberrantes, en los que los triunfadores no son los empresarios ni los innovadores sino los más próximos al poder y los que más normas incumplen.
En la Encuesta en que el World Economic Forum basa su Informe Global sobre la Competitividad, España se encuentra muy mal situada en el grado de absorción de tecnología en las empresas y, curiosamente, ese aspecto se encuentra altamente correlacionado con la existencia de favoritismo en las decisiones de la Administración y con la falta de eficacia de la Justicia (factores en los que también España esta muy mal situada). ¿Correlación espuria? Yo creo que no.
Queda aún alguna duda sobre si acciones como la del Juzgado de Málaga van a recibir el apoyo y el impulso que se merecen. Sería una grave irresponsabilidad que no lo recibieran. La sospecha de que los partidos políticos, sin excepción, son tibios ante ese estado de cosas porque, aunque sea indirectamente, tienen en él una fuente de financiación debería recibir aquí un desmentido radical.
Nos han eliminado del Mundial. Pero si los dos procesos que he comentado fueran llevados a buen puerto, España habría dado un paso adelante infinitamente más importante que si hubiéramos provocado la prematura jubilación de Zidane.