Ferrovial cierra hoy la financiación de la autopista de Indiana y asume su gestión
El consorcio formado por Cintra (del Grupo Ferrovial) y la australiana Macquarie tiene previsto cerrar hoy en Indiana (EE UU) la financiación del acuerdo por el que asume el mantenimiento y explotación de la autopista local mediante el desembolso de 3.800 millones de dólares (3.173 millones de euros). A cambio, ambas compañías gestionarán la vía durante 75 años.
Esta inversión es la más elevada que realiza un grupo empresarial en la red de autopistas de EE UU y al mismo tiempo la mayor cantidad que percibe una administración estatal o local por uno de sus activos.
El gobernador de Indiana, Mitch Daniels, anunció el miércoles que la recepción del dinero se produciría hoy día 29 durante un acto oficial al que acudirían representantes de ambas partes.
La de Indiana es la segunda gran privatización de una autopista de peaje en pleno funcionamiento en Estados Unidos. La primera la llevó a cabo la ciudad de Chicago, con la cesión de la explotación de la Chicago Skyway, proceso en el que también resultaron adjudicatarias ambas compañías.
La inversión se pagará con aportación directa del consorcio y deuda bancaria
Un año después de conseguir la Chicago Skyway, la Indiana Finance Authority (IFA) seleccionó al consorcio participado al 50% por Cintra y Macquarie Infraestructure Group como preferred bidder para remozar, conservar y explotar durante 75 años la autopista Indiana Toll Road.
La financiación de la inversión se hará mediante una aportación del consorcio de 635 millones de euros, de los que Cintra desembolsa el 50%. Y el resto con lo que las empresas denominan 'deuda bancaria senior en moneda local' sin recurso a los socios, o lo que es lo mismo, con cargo al proyecto. No obstante, fuentes del sector explicaron a este periódico que las entidades financieras están especializándose en productos cada vez más sofisticados vinculados a este tipo de operaciones.
Así, Cintra logró recuperar en apenas siete meses el 44% de la inversión realizada en la Chicago Skyway tras cerrar una operación de refinanciación por importe de 1.550 millones de dólares. La operación incluyó la colocación de una emisión de bonos con ratings de Aaa por Moody's y de AAA por S&P en el mercado estadounidense por 1.400 millones de dólares, la mayor realizada en el país por una concesionaria de autopistas de peaje.
La Indiana Toll Road, de 253 kilómetros de longitud, está operativa desde 1956 y es la continuación de la Chicago Skyway desde dicha ciudad hasta la costa este de EE UU a través del Estado de Indiana.
Esta ruta es utilizada por un gran número de usuarios como entrada a Chicago y su uso supone un ahorro de tiempo y distancia respecto a las rutas alternativas, en su mayoría muy congestionadas.
La autopista está dividida en dos tramos diferenciados. Uno de 37 kilómetros en el que se efectúan distintos pagos fijos según el tipo de recorrido y otro de 216 kilómetros hasta la frontera con Ohio en el que el pago está asociado a la distancia recorrida.
Según consta en el acuerdo de concesión, las empresas adjudicatarias deberán ampliar hasta tres carriles por sentido la actual vía en los próximos cuatro años e instalar el pago electrónico. A cambio podrán aumentar el precio de los peajes, que permanecen sin cambios desde 1985.
Cambio legal
La privatización de carreteras de peaje ya existentes y en funcionamiento desde las décadas de los 50 y los 60 ha provocado que las autoridades de EE UU tengan que cambiar varias leyes. Así, han logrado que los procedimientos se aligeren notablemente.
Más negocio para las empresas españolas
La apuesta decidida de las autoridades estadounidenses por privatizar en algunos estados buena parte de su red de autopistas de peaje abre un nuevo nicho de negocio a las empresas españolas, líderes mundiales en la concesión de esta clase de infraestructuras. Los expertos hablan de un sector que moverá a medio plazo unos 20.000 millones de euros. Pero al margen de ese volumen de dinero, lo que más destacan algunos analistas son las enormes posibilidades que abre este nuevo sistema tanto para el capital privado, como para las administraciones. En el lado de la iniciativa privada destaca cómo cada vez más en esta clase de concursos la cantidad que están dispuesta a pagar los concesionarios es mucho más elevada del coste de la obra en sí. 'Esto se explica porque con concesiones tan largas y productos financieros tan sofisticados, las compañías no dudan en acudir a estos concursos', explican en medios cercanos a la empresa.Y para la administración también es una nueva herramienta eficaz. De un lado les permite acometer inversiones para las que de otra manera no tendrían dinero, como es en este caso la reforma de autopistas de peaje viejas. De otro, las administraciones de EE UU tratan de convencer a sus ciudadanos de la bonanza de este sistema comprometiéndose a reinvertir el capital obtenido en transportes y otros servicios a la comunidad.