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A fondo

Koplowitz amarra un aliado estratégico

El interés de Esperanza Aguirre en que el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, entrara en el consejo de FCC -como comentó en círculos de los socios- refleja un signo de que la alianza que están reforzando ahora la empresa de Esther Koplowitz y la entidad no es algo coyuntural. Tras dar marcha atrás, la constructora ya no le nombrará vocal independiente por el conflicto de interés que generarían los negocios que comparten la caja y FCC. A partir de la junta del día 29, Blesa será consejero dominical, como han confirmado fuentes de la constructora, es decir, representará los intereses de ésta.

Para muchos no es casualidad que esta entrada coincida en el tiempo con los dos proyectos que estrecharán aún más los lazos entre la tercera constructora española y la entidad de ahorro. Por un lado, preparan la salida a Bolsa en otoño de la inmobiliaria que comparten, Realia, en la que Caja Madrid cederá peso para que FCC tenga la mayoría. Previamente constituirán una sociedad que agrupará sus participaciones. Por otro, ambos socios crearán una empresa en la que unirán sus concesiones de infraestructuras. Con el nombre provisional de Alborada, las 29 concesiones de autopistas, transporte ferroviario y la participación en dos aeropuertos (el de Castellón por construir) la convertirán en la tercera gestora del país por kilómetros gestionados. Y en ella también tomará el control la constructora.

Aplican así el mismo esquema para las dos operaciones. Pero en la gran alianza de fondo quien más puede ganar a largo plazo es FCC, aunque Caja Madrid consigue también un claro rendimiento. Con Realia y con Alborada (u Operalia, nombre también barajado), la constructora gana dos patas de las que hoy carece y que sí explotan con éxito otros competidores como Ferrovial con Cintra (la concesionaria con más contratos internacionales), Sacyr con Itinere y su inmobiliaria Vallehermoso o, en mucha menor medida, Acciona con sus divisiones de promoción inmobiliaria e infraestructuras. Cuando la empresa que preside Marcelino Oreja pase del 49,17% en Realia a más del 50% antes de que salga a cotizar, se podrá anotar los resultados íntegros de una compañía que ha tenido un excelente comportamiento en los últimos años y que hasta ahora sólo podía apuntar en la cuenta de forma proporcional a su participación, ya que no tenía el control. Las plusvalías son ingentes: el valor en libros de Realia es de unos 220 millones y el que tendrá en Bolsa rondará los 3.000 millones. Y ahí estará el principal rendimiento para la caja que preside Blesa porque la idea es vender la mayor parte del 49,17% que controla.

Mientras, FCC puede sacar aún mucho más provecho a la empresa gestora de infraestructuras. No sólo pone en valor sus autopistas, ahora englobadas en la división de construcción y en clara minoría frente al negocio de los servicios medioambientales y urbanos. Además, tratará de recuperar el terreno perdido y engordará esta división con las ocho concesiones que aportará Caja Madrid (la mayor parte, autopistas y metro y tranvía en la comunidad madrileña). También se asegura de que el holding ganará aún más tamaño con un plan de inversiones de 3.500 millones en concursos y 5.500 millones en compras de autopistas o aeropuertos que se privaticen en Europa y Estados Unidos. Un total de 9.000 millones antes de que salga a cotizar Alborada a partir de 2010, si así lo firman definitivamente los socios.

Pero la gran ventaja para FCC es que con Caja Madrid como socio tendrá mucho más fácil asegurarse una financiación en los contratos que gane o las compras que realice, lo que supone un plus de respaldo a la hora de competir por cualquier proyecto de calado.

Para una primera fase, las dos partes buscan otro accionista que tenga un 20% que evitará que carguen con todo el peso inversor, aunque para la segunda caja española, dado su tamaño, la inversión es mucho menos gravosa. Y con ello, además, ambas eluden anotarse toda la deuda, que será de unos 7.200 millones.

Este nuevo socio puede amenazar el entendimiento entre la constructora y la caja porque esta última se plantea buscar para ese 20% a otra constructora (gestionan la mayor parte de las autopistas y concesiones de transporte), según fuentes de la entidad. Pero Koplowitz y su consejero delegado, Rafael Montes, no están dispuestos a tener un rival en el holding conjunto. Tienen poco tiempo para ponerse de acuerdo.

Al margen de fricciones, al nombrar a Blesa consejero de una sociedad que gira en torno a la máxima accionista y carece de vocales independientes, Koplowitz favorece una entente duradera y convierte a Caja Madrid en un socio estratégico. No se descarta que pueda entrar incluso en B-1998, el holding a través del cual la empresaria controla el 52,5% junto a unos socios que, según algunos competidores, 'buscó a toda prisa' y 'no son tan estables como se planeó'. Aunque fuentes de la entidad de ahorro aseguran que 'eso no se ha estudiado'.

Queriéndolo o no, FCC le ha arrebatado a Acciona -su segundo accionista y enemigo, además de rival- el aliado al que la compañía de los Entrecanales cortejó hace unos años, para un proyecto similar con vistas a reforzar las infraestructuras. Por descontado, Koplowitz rechazaría de plano que Acciona entrara en el holding Alborada como socio minoritario.

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